Los ingresos por turismo igualan a la exportación de carne como fuente de divisas en Argentina
El dinero que Argentina necesita para su reconstrucción llega al país en los bolsillos de miles de turistas. Según el secretario de Estado de Turismo del país, Enrique Meyer, "la entrada de divisas provenientes del turismo igualó, o en algunos casos superó, el valor de las exportaciones de sectores como la carne, el cereal y la energía".
Los datos provisionales del primer semestre de 2003 indican que los ingresos por turismo serán de 928 millones de dólares y se espera superar los 1.000 millones para la segunda mitad del año pasado. En el verano que acaba de comenzar, recorrerán el país unos 18,5 millones de turistas, extranjeros y nacionales, un 20% más que el verano de 2003. Además, los turistas extranjeros gastan un 20% más que el año pasado.
Hasta la crisis económica nadie parecía valorar ni tener en cuenta los atractivos potenciales de Argentina para el turismo. Pero el derrumbe económico de finales de 2001 hizo volver los ojos sobre lo que quedaba por vender. El peso se devaluó a la tercera parte sobre el dólar y el país resultaba barato para el turista.
Sólo Buenos Aires recibió el año pasado más de tres millones de visitantes extranjeros, batió el registro histórico y espera un aumento del 30% en 2004. Desde octubre pasado hasta abril próximo arribarán al puerto 70 cruceros, de paso hacia Ushuaia, con pasajeros que gastan entre 100 y 300 dólares al día.
Enrique Meyer indica que, si se compara el periodo entre enero y noviembre de 2003 con los mismos meses de 2002, se nota un crecimiento promedio del 45% en la llegada de turistas de Estados Unidos, España, Italia, Francia, México, Reino Unido y Alemania. "Las compañías aéreas internacionales que dejaron de operar en 2001 han regresado y han aumentado la frecuencia de sus vuelos", explica el secretario de Estado de Turismo.
Sin preocupaciones
La Federación Empresaria Hotelera Gastronómica estima que este mes unos ocho millones de turistas, argentinos y extranjeros, se desplazarán por el país. Esta cifra es un 15% superior a la registrada en idéntico mes de 2003. Los viajeros sólo parecen preocupados por la inseguridad de la que se habla en los periódicos. El consultor Enrique Strega, investigador de la llamada sociedad del ocio, advierte sobre la necesidad de recuperar "la fama de ser uno de los países más seguros del mundo, porque el turismo es muy sensible a ese tema".
La fiebre del turismo hace delirar a muchos aventureros. La diezmada comunidad de los Wichis, en la provincia de Formosa, y las tribus expropiadas de sus tierras y recluidas en reservas o zonas selváticas de todo el norte del país son ahora rescatadas como parte de la flora y de la fauna virgen y autóctona.
No hay plazas disponibles en las ciudades de la costa atlántica y en las villas de la Patagonia para el próximo verano. El historiador y cronista Francisco Juárez, uno de los investigadores más reconocidos del sur argentino, acaba de regresar a Buenos Aires y describe la situación con verdadero asombro: "Sencillamente, es un boom en el segmento más cualificado del turismo, el de extranjeros, con buena ocupación de los mejores hoteles y restaurantes. En los más caros y exclusivos, los que tienen precios internacionales, toman reservas para fines de 2004. En Villa La Angostura, Neuquén, la construcción subió un 40% sólo en el último año. Un millonario norteamericano que visitó Mendoza porque decidió invertir en viñedos, y luego quería pescar truchas en la estancia patagónica que compró hace unos años, no conseguía lugar en los vuelos de Aerolíneas Argentinas.
Otro tanto le pasó a un arquitecto de Buenos Aires que levanta un hotel de carácter nativo y a la vez suntuoso en Puerto Bemberg, a 30 kilómetros de las cataratas del Iguazú. El arquitecto asegura: "Tengo que viajar a la obra dos veces por semana y estoy siempre en las listas de espera de los cuatro vuelos diarios".
Como los campos sembrados ahora de soja, que redujeron las miles de hectáreas tradicionalmente dedicadas al trigo, el maíz o el girasol, el suceso del turismo modifica el paisaje urbano de la ciudad. Los negocios se reabren para ofrecer productos regionales, objetos y ropa de cuero. Aumenta el empleo transitorio. La oferta en la conserjería de los hoteles incluye desde la visita al campo de fútbol del Boca hasta servicios de cirugía plástica.
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