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Entrevista:KEPA LARREA | Filólogo vasco e historiador

"No es lo mismo saber euskera y utilizarlo que sacar el EGA"

Dentro de unos días se abrirá el plazo de matrícula para los exámenes de EGA, el título que en teoría confirma oficialmente que un ciudadano tiene los conocimientos necesarios para hablar, entender y escribir en euskera. La realidad es mucho más compleja, bastante menos satisfactoria y un tanto decepcionante. Acaba de editarse Nola atera EGA (euskara jakin jabe) [Cómo superar el EGA (sin saber euskera)], editado por Likiniano Elkartea, un manual práctico e irónico escrito por Kepa Larrea (Basauri, 1956), filólogo y doctor en Historia, que aporta su experiencia de veinte años dedicados a preparar alumnos para obtener ese título. El libro está ilustrado por Adur Larrea (Bilbao, 1982), un euskaldunzaharra que ha pasado, al final con éxito, por las duras pruebas del EGA, y ha experimentado una de las tesis de la obra: una cosa es saber euskera y otra obtener el título.

Pregunta. ¿Cómo surge la escritura de este manual?

Respuesta. En los veinte años que llevo impartiendo clases he visto el esfuerzo y la frustración que supone estudiar para obtener el EGA. Los cursillos están dirigidos fundamentalmente a preparar las pruebas concretas del examen, dejando de lado en parte el aprendizaje de la lengua. Como ocurre con todos los títulos, una cosa es aprobar el examen y otra poseer los conocimientos de la materia. He tratado, entonces, de desmenuzar las distintas partes de la prueba, y ofrecer las mejores recetas para afrontarlas.

P. Como un libro de cocina.

R. Sí, pero como en todos los recetarios, a pesar de que se enseñen algunos trucos y técnicas, al final la comida la tiene que preparar el cocinero.

P. Éste no es un manual al uso. Tiene un componente irónico muy claro.

R. Los cursos de EGA son, sobre todo, aburridos, porque la gente acude sólo para sacar el título y se pasa todo el tiempo haciendo ejercicios. Por eso, se incluyen esas ilustraciones que explican gráficamente los problemas a los que se enfrentan los alumnos. Además, hemos intercalado entre los textos didácticos pequeños capítulos de reflexiones que han aparecido en la prensa o en foros de Internet sobre este título. Estas últimas son quizás las más expresivas del euskera que utilizan los aspirantes más jóvenes, algunas casi intraducibles.

P. Y no falta una referencia a las leyes de Murphy aplicadas al EGA...

R. Ese apartado recoge algunas experiencias que todos los que han pasado por esta prueba conocen, como la que dice: "Cuando crees que has hecho un examen perfecto, estate tranquilo, que el profesor pronto encontrará los defectos".

P. Desde su título, el libro es una crítica a la exigencia de un título para demostrar el conocimiento del euskera.

R. Hay muchos vascohablantes que se preguntan por qué, después de toda una vida estudiando en euskera, tienen que pasar un examen que no se exige a los estudiantes en castellano. Efectivamente, no es lo mismo saber euskera, utilizarlo y sacar el EGA. El porcentaje de aprobados del EGA no llega al 25% y de éstos hay una buena parte que no vuelve a expresarse en euskera.

P. Usted se doctoró con una investigación sobre la euskaldunización entre 1956 y 1986. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

R. Han cambiado muchas cosas: el modo de estudiar, la motivación, el uso,... La expansión masiva inicial, sin los medios suficientes, ha resultado a la larga perjudicial, porque ha provocado un abandono considerable. Y luego, hay que tener en cuenta que un proceso muy ideologizado, por un lado, puede dar unidad al grupo de alumnos, pero, por otro, aleja a otra mucha gente.

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