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Reportaje:

Ideas para eliminar una lacra

Dos investigadores de la UJA patentan un mecanismo para avanzar en la lucha contra el sida

Hace diez años, el profesor Francisco Luque cambió el laboratorio de Biología Molecular en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla por su pasión por la docencia. Dejó a un lado sus investigaciones sobre enfermedades como el sida y la hepatitis para coger la tiza e impartir clase a los alumnos de Biología de la Universidad de Jaén.

Además, este investigador sevillano también fue el encargado de crear todas las infraestructuras técnicas que hoy día tiene la Universidad jiennense. Precisamente, en uno de estos laboratorios, se ha gestado en los últimos cinco años una nueva línea de investigación en la lucha contra el sida. El punto de partida y la idea de base ya rondaba por la cabeza del profesor, que propuso a uno de sus alumnos de doctorado, Ricardo Oya, que llevara a acabo todos los experimentos bajo su supervisión.

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Ambos investigadores han centrado sus estudios en las células que mantienen el virus de la inmunodeficiencia (VIH) en un estado de latencia. "En este caso, la terapia de fármacos utilizada hoy día no puede destruir el virus de estas células porque éste no se manifiesta y la célula no puede ser detectada para ser bloqueada por la combinación de fármacos", explica el profesor Luque.

Según el investigador de la universidad de Jaén, aquellas personas que se encuentran infectadas por el virus del sida tienen en su cuerpo entre uno y diez millones de células con el virus "dormido y a la espera de que en cualquier momento se replique", añaden los investigadores. En realidad, estas células son las culpables de que el infectado se convierta en un enfermo crónico, obligado de por vida a depender de un tratamiento que, a la alarga, provoca graves efectos secundarios, lamenta Francisco Luque.

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El invento de estos dos biólogos ha conseguido crear un vector de terapia génica, "una especie de fármaco de ADN", explican los investigadores, que no sólo es capaz de detectar las células infectadas con el virus en estado de latencia, sino que activa un mecanismo que provoca que la misma célula se suicide, destruyendo el virus del VIH.

En el laboratorio el vector ha mostrado una eficacia del 100% y además, es totalmente respetuoso con las células que no se encuentran infectadas. "Aunque los resultados son muy positivos, tenemos que ser muy prudentes porque el experimento sólo se ha realizado en el laboratorio", advierten los investigadores.

El objetivo que persiguen los dos biólogos del centro jiennense es encontrar una terapia génica que pueda llegar en un futuro a complementar a la farmacológica que hoy se está aplicando. "Todavía queda mucho por hacer y habrá que esperar cerca de cinco años para poder experimentar con enfermos clínicos", señala Ricardo Oya. Por el momento, la Universidad de Jaén ha patentado el invento del vector génico que ya ha suscitado el interés de una empresa biotecnológica de Francia.

Dentro de unas semanas, las conclusiones de la tesis realizado por Ricardo Oya, bajo la dirección de Francisco Luque, verán la luz en diferentes publicaciones especializadas, y desde Alemania ha llegado una petición para que el profesor de la UJA participe en la creación de un libro sobre biofármacos modernos contando sus experiencias.

"Ahora sólo nos falta financiación para seguir investigando en las posibilidades que nos ofrece la terapia génica", subraya Ricardo Oya.

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