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El Gobierno de Lula duplica el tiempo mínimo de exhibición de cine brasileño y lo fija en 63 días

Juan Arias

El ministro brasileño de Cultura, Gilberto Gil, ha conseguido que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva comience el año firmando un decreto con el que casi se duplica el número de días que un filme brasileño debe permanecer obligatoriamente en las pantallas de todo el país, y cuyo mínimo ha pasado de 35 a 63 días. Según el secretario general de Audiovisuales del Ministerio de Cultura, Orlando Senna, esta decisión se debe también al gran éxito que algunas películas brasileñas han tenido a lo largo de 2003. De hecho, el año pasado hubo un salto significativo de espectadores de películas brasileñas, que pasaron de siete a veinte millones.

Tres largometrajes, Carandiru, de Hector Babenco; Lisbela e o prisionero, de Guel Arraes, y Os normais: o film, de José Alvarenga, acabaron el año pasado en la lista de los diez filmes más vistos en el país. Otra de las películas que se anuncian ya con muchas posibilidades de éxito para este año es Sexo, amor y traición, el primer largometraje dirigido por Jorge Fernando.

Orlando comentó la decisión del ministro Gil, ratificada por el presidente Lula, de duplicar el número de días obligatorios de exhibición de los filmes brasileños como "una prueba de la buena salud del cine brasileño". Y reveló que la decisión del Gobierno tuvo en cuenta los planteamientos de los exhibidores, los productores y los distribuidores nacionales.

Las reacciones a la decisión del Gobierno, sin embargo, han sido diversas. Para Valmir Fernandes, presidente de Cinemark, grupo que cuenta con 272 salas en todo el país, si los espectadores crecieron en 2003 ello se debió a la calidad de los filmes exhibidos y no gracias al apoyo del Gobierno. Fernandes piensa que era innecesaria esa medida de obligar a exhibir las películas durante 63 días.

Por el contrario, Mariza Leao, productora de películas de Sérgio Rezende como Guerra dos Canudos, de gran éxito de público, está convencida de que "la cuota de proyección" funciona. Afirma que es cierto que las grandes películas no necesitan de esa medida, pero sí es buena para las películas medias, y ciertamente está llamada a "incrementar y estimular la producción cinematográfica nacional".

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