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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa llega a Marte

Europa se acaba de estrenar en Marte con una misión científica modesta en coste, pero ambiciosa en los experimentos diseñados. La Agencia Europea del Espacio (ESA) se está asomando al planeta vecino por primera vez, pero arropada por la experiencia ganada en muchos años de investigación espacial, área en la que goza de un notable prestigio, muy por encima del papel subordinado a las otras potencias espaciales que tiene en los programas con astronautas. El traspiés sufrido por el pequeño módulo de descenso Beagle 2, la parte más espectacular pero no más importante de la misión, no empaña el logro de haber llegado al planeta rojo con la nave Mars Express.

La auténtica exploración en el espacio, incluida la observación de la Tierra, se hace con robots, con misiones no tripuladas que cuestan muchísimo menos que los vuelos tripulados. En ellas se puede arriesgar mucho más y obtener más conocimientos. La misión Mars Express, que durará dos años, cuesta 300 millones de euros, menos que un vuelo de una semana de los transbordadores estadounidenses.

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En la exploración del planeta rojo el liderazgo lo tiene la NASA y su Jet Propulsión Laboratory (JPL), cuyos robots todoterreno volverán en enero a Marte. Lo más interesante del programa marciano estadounidense es su continuidad, su plan a medio y largo plazo, que debería imitar la ESA si los países miembros la dotasen de los recursos financieros necesarios. Hace casi una década la NASA anunció su intención de aprovechar todas las oportunidades (que se presentan cada dos años) de viajar a Marte para realizar un plan sistemático de investigación. El programa debe culminar con un viaje de robots que traigan a la Tierra muestras del planeta rojo para ser analizadas aquí exhaustivamente.

No faltan críticas a la estrategia marciana, tanto de la NASA como de la ESA, por el énfasis puesto en la búsqueda de agua y de indicios de vida en algún momento de la historia del planeta. Numerosos científicos consideran que eso está desviando la atención de los experimentos hacia un objetivo dudoso y tal vez se estén saltando pasos imprescindibles en la exploración científica sistemática de un planeta todavía muy desconocido. Pero tanto las sondas europeas como las estadounidenses llevan una buena batería de cámaras y sensores que, si todo funciona como está previsto, enviarán información muy interesante sobre la geología, el clima, la composición y la estructura de ese mundo rojizo vecino, haya habido o no alguna forma de vida en él en algún momento.

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