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Reportaje:LOS VENDEDORES MADRILEÑOS EN LAS FIESTAS DE NAVIDAD

A la sombra del león

Pequeños empresarios del barrio del Pilar relatan cómo sobreviven junto al tirón del centro comercial La Vaguada

Un ojo puesto en su negocio y otro en el centro comercial La Vaguada, el máximo competidor de la pequeña tienda dedicada al deporte que José Luis Alcobendas regenta desde hace 25 años en el barrio del Pilar. "He ido esta mañana a espiar a La Vaguada y he visto el ambiente flojo", cuenta, con ironía, José Luis, mientras coloca unas zapatillas en unas cajas. Es domingo por la mañana y este hombre atiende a los clientes de su local ayudado por su esposa, Felipa, y por sus hijos Lara, Mario y Rocío. Todo un negocio familiar que, en navidades, apenas luce adornos. "Dedicamos poco a la decoración porque el escaparate es muy pequeño", explica Felipa.

Estos comerciantes mantienen una relación amor-odio con La Vaguada. Odio porque las macrotiendas deportivas de la gran superficie les quitan negocio. Amor porque La Vaguada atrae a tanto público que parte de él acude también al pequeño comercio de la zona. "Abrimos el domingo porque abre La Vaguada. Somos de los pocos pequeños comercios de la zona que abren en festivo", asegura José Luis. Este hombre ha sabido sacar provecho, en tiempos difíciles, de los nuevos vecinos del barrio del Pilar: la población inmigrante. "Los latinomaericanos suponen el 50% de nuestros clientes. Son unos compradores maravillosos y nos inspiran mucha confianza", explica este comerciante. Su tienda, a media mañana, está llena de ecuatorianos y colombianos que curiosean entre las zapatillas de deporte, los chandals y las sudaderas en busca de algún regalo con vistas a los Reyes Magos.

El público del gran complejo también acude, de paso, a otras tiendas
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El negocio de José Luis es de los que ha sobrevivido a la sombra del gran centro comercial La Vaguada, pero no es el único. Un mono de peluche colgado de la pared piropea con un silbido a cada uno de los clientes que entran en la tienda de Rafael Salgado, de 50 años. Los regalos que él y su mujer venden en este pequeño comercio, situado enfrente del centro comercial, son muy diferentes a los que uno puede encontrar en una gran superficie: coches y muñecos de latón, una peonza gigante, mecheros del Real Madrid y del Atlético de Madrid, cajas musicales con melodías de los Beatles...

Para Rafael, la única forma de subsistir es ofrecer una alternativa a los grandes comercios. "Y sobre todo el trato", señala, "nuestros clientes buscan una atención más personalizada, algo que no pueden recibir en el centro comercial".

Una clienta entra en la tienda como si estuviera en su casa:

-Hola, Rafa, gracias por el regalín de ayer. Vengo a recoger las fotos, pero no tengo el resguardo. Me dijo tu mujer que no importaba...

-Nada, mujer, no pasa nada, ahora mismo te busco las fotos.

Rafael se toma en serio las navidades. Y eso, en el propietario de un pequeño comercio, supone asistir a ferias de comerciantes de juguetes en las que puede adquirir esos productos que le diferencien del resto de los comercios. La tienda de regalos no es el primer negocio que abre Rafael. Hace cinco años tuvo que cerrar un local similar en el distrito de Hortaleza. El cierre coincidió con la apertura del centro comercial Gran Vía de Hortaleza. El negocio de este gran complejo acabó con la vida de muchos comercios de la zona. "Los grandes nos machacan con la publicidad, con los horarios, las bajadas de precios... Tenemos muchos problemas y muy pocas soluciones", se queja este comerciante, que no pertenece a ninguna asociación empresarial.

A pesar de su apasionada defensa del comercio tradicional, Rafael ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos y ha modernizado su negocio. Ha invertido en un ordenador de última generación para digitalizar fotos de carné, ha comprado una cámara digital y una fotocopiadora que conviven con los juguetes más tradicionales. "Lo que rentabiliza este comercio es el negocio de las fotos, que suponen el 75% de la actividad. Lo de los regalos se ha convertido en algo complementario", señala.

A pesar de los esfuerzos de gente como Rafael y José Luis, el futuro del pequeño comercio se presenta complicado, según los sindicatos. Rafael Bris, secretario general de Comercio de UGT, señala que "en aproximadamente diez o quince años el pequeño comercio sólo podrá sobrevivir al amparo de las grandes superficies".

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