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Reportaje:

Poesía revivida

Escritores y amigos de Martí i Pol y Vázquez Montalbán ponen voz a sus versos en una velada organizada por EL PAÍS en Barcelona

La palabra de los poetas catalanes Miquel Martí i Pol y Manuel Vázquez Montalbán, fallecidos el pasado otoño, sonó la noche del viernes en un cálido homenaje en la sede de EL PAÍS en Barcelona. Escritores y amigos participaron en una lectura de sus versos que contó con la presencia de las viudas de ambos, Montserrat Sans y Anna Sallés, y que puso de lado a dos autores con trayectorias muy distintas e inmensamente populares.

De expresión catalana Martí i Pol y castellana Vázquez Montalbán, los dos escritores compartían la antigua militancia en el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC). Aunque no se trataban, la viuda de Martí i Pol contó que el poeta de Roda de Ter seguía fielmente los artículos que Vázquez Montalbán publicaba semanalmente en EL PAÍS. Desde el fallecimiento de los dos, los homenajes y actos en su recuerdo se suceden constantemente en una demostración de hasta qué punto fueron queridos. Enfermo de esclerosis múltiple desde hacía 30 años, Martí i Pol era uno de los poetas más leídos y cantados en Cataluña. En el caso de Vázquez Montalbán, en cambio, su poesía quedó quizás escondida detrás de la magnitud de su obra periodística, novelística y ensayística.

En riguroso turno alfabético, Sam Abrams, Narcís Comadira, Eduardo Mendoza, Ana María Moix, Teresa Pàmies, Antoni Puigverd, Rosa Regàs, Joan de Sagarra, Emili Teixidor y Xavier Vidal-Folch leyeron cada uno el poema que había elegido; cinco de Martí i Pol y cinco de Vázquez Montalbán. Presentada por el periodista Emilio Manzano, la lectura de poemas contó con las introducciones de dos hombres que conocen bien la obra poética de los dos autores, Carles Duarte i Montserrat y Josep Maria Castellet.

Duarte, poeta y ex secretario general de la Presidencia de la Generalitat con Jordi Pujol, habló de Martí i Pol como un continuador esencial en la cadena de versos de Gabriel Ferrater, Josep Palau i Fabre, Joan Brossa y Jordi Sarsanedas, por citar sólo algunos de sus coetáneos. Con los años, expresó Duarte, "los versos de Martí i Pol se transformaron en gritos, en murmullos, en símbolos". Recordó el carácter cordial de su palabra, la solidaridad que le movía desde la enfermedad, y repasó los títulos más destacados de su extensa obra. Una obra, concluyó, "que no puede entenderse sin el anhelo de ser la voz de los otros".

El editor Josep Maria Castellet, responsable de la antología Nueve novísimos (1970), en la que incluyó a Vázquez Montalbán, ciñó la descripción de su poética en el verso "vida historia rosa tanque herida", sacado de Praga (1982). Es decir, dijo Castellet, "autobiografía"; "conciencia de ser hijo de los vencidos de la Guerra Civil"; "erotismo y anhelo de libertad"; "posicionamiento ante los poderosos que nos han invadido a lo largo de la historia en todos los países y han masacrado a tantas personas", y "dolor y pesimismo de vivir", frente a los cuales Montalbán esgrimió como arma la ironía.

Las palabras rodaron en el auditorio, arropadas por el silencio emocionado de los asistentes y punteadas por sonoros aplausos. El futbolista ex barcelonista Josep Guardiola, amigo personal de Martí i Pol, asistió porque quería conocer la obra poética de Vázquez Montalbán, culé empedernido.

De Martí i Pol se leyó I recordar no és viure

(Y

recordar no es

vivir), de La pell del violí

(La

piel del violín, 1974), a cargo de Sam Abrams. Narcís Comadira recitó Tot és en tot (Todo

está en

todo), de Les clares paraules

(Las

claras

palabras, 1980), una elección que justificó porque "habla de la poesía, de cómo fijar la vida en palabras cotidianas: un tema que iba bien tanto para Martí i Pol como para Vázquez Montalbán". Teresa Pàmies leyó la primera Metamorfosi de Amb vidres a la sang (Con

vidrios en la

sangre, 1977). Es un poema, explicó la escritora, sin el cual ella no habría escrito su último libro, Conviure amb la mort (Convivir

con la

muerte): "He escogido este poema", contó luego, "porque Miquel habla en él de su propia muerte, real, pero lo hace desde la vida más intensa". Emili Teixidor, amigo del poeta desde la adolescencia, escogió una canción titulada La pobra gent (La pobre gente): "Para mí, éste es el Martí i Pol más musical; él escribió este poema para cantarlo, le gustaba mucho. En cambio, algunos de sus otros poemas son como frascos de perfume muy elaborado, que al abrirlos en público se evaporan". Xavier Vidal-Folch, director adjunto de El PAÍS, leyó Lletra a Anna (Carta a Ana).

Eduardo Mendoza y Ana María Moix leyeron, respectivamente, Definitivamente nada quedó de abril y Nada quedó de

abril, el último y el primero de los poemas de Vázquez recogidos en la antología Memoria y deseo (1990). Un camino del final al principio, un detalle cargado de significado para un homenaje. Antoni Puigverd, Rosa Regàs y Joan de Sagarra coincidieron en leer poemas de Una educación sentimental (1967), su primer poemario. Puigverd recitó Nunca desayunaré en

Tiffany, "porque resume una de sus características como poeta, el collage"; Regàs, Conchita

Piquer, un poema con "el olor de la época de la posguerra", y Sagarra, Jamboree, "un homenaje al lado sentimental y enamoradizo de Manolo".

De izquierda a derecha, Montserrat Sans, viuda de Martí i Pol; Rosa Regàs, y Anna Sallés, viuda de Vázquez Montalbán.
De izquierda a derecha, Montserrat Sans, viuda de Martí i Pol; Rosa Regàs, y Anna Sallés, viuda de Vázquez Montalbán.MARCEL·LÍ SÁENZ

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