Washington firma un acuerdo de libre comercio con cuatro países centroamericanos

EE UU y cuatro países centroamericanos alcanzaron ayer un acuerdo de libre comercio, pese a las presiones de sindicatos, ONG y de las industrias textil y azucarera estadounidenses. Costa Rica desertó a última hora de las negociaciones objetando las excesivas demandas de Washington sobre apertura del mercado de telecomunicaciones y seguros.

"Peldaño a peldaño, país a país, región a región, EE UU está abriendo mercados con amplios acuerdos de libre comercio que establecen un modelo", dijo el representante comercial norteamericano, Robert Zoellick, al anunciar el pacto alcanzado ayer.

El Acuerdo de Libre Comercio con Centroamérica (CAFTA, por sus siglas en inglés) lo han suscrito Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. El trato eliminará progresivamente las tarifas y otras barreras comerciales en los sectores de agricultura, industria alimenticia, inversiones, servicios y propiedad intelectual. Debe de ser aprobado por el Congreso de EE UU y cabe la posibilidad de que lo rechace debido a la oposición de un gran número de demócratas y de algunos republicanos que representan a Estados potencialmente afectados por la competencia.

Los países centroamericanos mantenían hasta ahora un acuerdo preferencial con EE UU que les permitía exportar sin trabas arancelarias el 75% de sus productos, mientras que EE UU sólo podía exportar a esos países un 30%. Esas diferencias se nivelarán con el CAFTA en los próximos 10 y 15 años, dependiendo de cada sector. El capítulo más importante para Centroamérica es el agrícola, mientras que para EE UU es el de servicios y el de las industrias textil y azucarera. Esta última representa un gran obstáculo en el Congreso. La industria azucarera estadounidense teme arruinarse por la competencia de los países centroamericanos, que conjuntamente producen dos millones de toneladas de azúcar al año.

Las ventajas para Centroamérica las ha puesto en duda, entre otros, la ONG Oxfam. Los portavoces de esa organización criticaron el acuerdo señalando que no sólo no contribuirá a reducir la pobreza, sino que crea nuevas cargas y riesgos.