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LA INVESTIDURA DEL NUEVO PRESIDENTE DE LA GENERALITAT

Maragall hará una consulta "dentro de la legalidad" si se bloquea el Estatuto

El candidato a presidente de la Generalitat tiende la mano del consenso autonómico al PP catalán

Francesc Valls

El candidato a la presidencia de la Generalitat, el socialista Pasqual Maragall, comenzó ayer a escribir la primera página del pospujolismo. Lo hizo ante el pleno del Parlamento de Cataluña que hoy lo investirá sucesor de Jordi Pujol. En su discurso ocupó lugar de preferencia la reforma del Estatuto, asunto sobre el que quiso despejar cualquier sombra de duda. Maragall afirmó que en caso de bloqueo, "la ciudadanía de Cataluña será llamada a pronunciarse mediante el procedimiento de consulta general que se estime oportuno, siempre dentro de la legalidad, sobre el texto aprobado por el Parlamento catalán" .

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Maragall, investido presidente de la Generalitat catalana

En hora y media, el presidente in péctore desarrolló las grandes ideas fuerza del programa catalanista y de izquierdas pactado entre el Partit dels Socialistes (PSC), Esquerra Republicana (ERC) e Iniciativa per Catalunya- Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA). Pero no desgranó el proyecto. Algunas fuentes afirman que con ello quiso permitir que sean sus aliados -Josep Lluís Carod (ERC) y Joan Saura (ICV)- quienes hoy lo detallen. En cualquier caso, fue un discurso un tanto atípico para una sesión de investidura en la que se expone un programa de gobierno, del que Maragall se comió una treintena de folios. Prefirió centrarse en el futuro Estatuto catalán y en las relaciones Cataluña-España. Todo lo que le ha convertido en los últimos días en diana de los furibundos ataques del Gobierno central y del PP, que le han acusado abiertamente de vulnerar la legalidad. Por eso ayer el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat aprovechó su condición de único orador de la jornada para matizar.

Josep Piqué, líder del PP catalán, con rostro de enfado tuvo que encajar desde su escaño las propuestas lanzadas por un Maragall empeñado en evidenciar que el 90% de la Cámara -la expresión abrumadora de la voluntad popular- apoya la reforma del Estatuto. "En una España gobernada por el partido al que dignamente representan, traten de conseguir posiciones más reflexivas y menos agresivas, o de otra manera el drama está servido", dijo un Maragall que, con todo, tendió la mano del diálogo para un texto estatutario que supone "una renovación del pacto con los restantes pueblos de España". "El Estatuto que queremos es una libre declaración de interdependencia desde la libertad de decisión; debe ser la propuesta catalana para España, porque debe ir de acuerdo con una reforma constitucional que ya es inaplazable", dijo. "Si Cataluña deja de provocar recelos y España deja de tener miedo de mirarse ella misma con libertad al espejo, si deja de temer a su riqueza y pluralidad, entonces seguro que saldremos adelante; pero si lo que impera es nuevamente la amenaza el recelo, el resentimiento, la visión unitarista y rígida, entonces no iremos bien", subrayó un Maragall que no dudó en emplear toda su firmeza retórica al asegurar que no tolerará maniobras dilatorias en este reconocimiento: "Cataluña no se dejará embaucar más".

Al margen del Estatuto, de la reforma de la Constitución para convertir el Senado en una Cámara de representación territorial, el presidente in péctore hizo hincapié en la reforma de la Administración de Justicia con el fin de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña asuma las funciones de Tribunal de Casación para resolver, en última instancia, los recursos judiciales iniciados en el territorio de su jurisdicción. Pero para salir al paso de las críticas, especificó que todo ello debe hacerse dentro de la unificación de doctrina. "Que un ciudadano de cualquier comunidad autónoma pueda solicitar la mejor justicia hecha en otra autonomía para su causa", explicó.

Vocación federalista

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El candidato, que hoy será investido, reiteró su vocación federalista y se preguntó por qué una comunidad autónoma no puede representar a España en la Unión Europea en aquellos asuntos en los que tenga competencia plena. Dibujó una España plural en la que encaja la Cataluña con diversos acentos. "El cambio será una suma respetuosa, una suma que tiene la virtud de expresar una característica de Cataluña que a mí me parece esencial, pero que hasta ahora no había tenido ocasión de lucir: nuestra fabulosa variedad como pueblo", subrayó un Maragall que contrapuso esa Cataluña a la que durante años ha liderado Convergència i Unió. "Se ha terminado el tiempo en que había quien osaba repartir patentes de catalanidad ¡Se ha terminado! Comienza un tiempo nuevo, de una catalanidad compartida y de una expresión plural de la ciudadanía catalana", apostilló un Maragall que cargó contra la tradición política pujolista enarbolando las banderas del catalanismo popular, el del "hilo rojo" que va desde el federalismo de Francesc Pi i Margall hasta Lluís Companys, pasado por el PSUC y el sindicalismo libertario.

Pasqual Maragall saluda a Artur Mas antes de iniciarse la primera sesión de investidura en la Cámara catalana.
Pasqual Maragall saluda a Artur Mas antes de iniciarse la primera sesión de investidura en la Cámara catalana.MARCEL.LÍ SÁENZ

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