La Autoridad Provisional de Irak subirá los sueldos a los militares del nuevo Ejército

La Autoridad Provisional de la Coalición (CPA, en sus siglas en inglés) está persuadida de que el reciente abandono del nuevo Ejército iraquí por parte de 300 de los 700 soldados que deben formar el primer batallón está motivado por la cuantía de los sueldos. Por ello, el general Ricardo Sánchez, jefe de las tropas estadounidenses en Irak, aseguró ayer que la CPA va a "reexaminar la cuantía de los salarios". Estaba previsto que los uniformados cobraran entre 50 y 180 dólares al mes. "El sueldo es la razón del problema en el seno del primer batallón", afirmó Sánchez en conferencia de prensa en la sede de la CPA en Bagdad. Y añadió que los 400 restantes militares "continúan su entrenamiento".

No obstante, funcionarios de la CPA aseguran que existen también otros motivos que condujeron a la renuncia de los 300 soldados. Estas fuentes apuntan que la decisión de la Autoridad Provisional -dirigida por el diplomático norteamericano Paul Bremer- de emplear al nuevo Ejército en labores de orden público y en la lucha contra los rebeldes ha sido un factor determinante para que los aspirantes dejaran su nuevo trabajo.

En principio se había establecido que las nuevas Fuerzas Armadas se dedicaran únicamente a la defensa del país frente a eventuales agresiones de otros Estados, aunque no es previsible que ese escenario se produzca. Sánchez no precisó el monto del aumento salarial que baraja la CPA, cuyos edificios y principales cuarteles en la llamada zona verde de la capital iraquí han sido atacados en las madrugadas del viernes y sábado con cohetes sin víctimas mortales.

Los planes pasan por crear un Ejército de 40.000 soldados que estarán agrupados en 27 batallones. El primero de ellos debería empezar a trabajar antes de que concluya 2003, y el segundo ya está en periodo de formación. Según destacó ayer Sánchez, este segundo batallón "estará formado por 900 o 1.000 soldados".

A pesar del revés que supuso la espantada, el general destacó que las operaciones militares contra los guerrilleros cuentan cada vez "con más apoyo del pueblo y de las fuerzas de seguridad iraquíes", que también han sido completamente remodeladas. Todos los cuerpos de seguridad, además de las Fuerzas Armadas que operaban durante el régimen de Sadam Husein, fueron desmanteladas tras la caída del dictador. Una decisión que ha sido muy criticada por expertos militares porque ha creado un vacío que ahora resulta muy difícil llenar. Estos especialistas subrayan que se debería haber depurado a las cúpulas y a infinidad de mandos, pero que habría sido más beneficioso mantener la base de la policía y del Ejército.