Chirac prefiere aplazar la decisión sobre la Constitución antes que aceptar un mal pacto
El presidente francés señala que no admitirá un pacto "a cualquier precio"
La tensión en el debate sobre la Constitución europea y la presión sobre España en vísperas de la Conferencia Intergubernamental (CIG) del próximo 12 de diciembre, que debería aprobarla, subió ayer varios grados al informar el Elíseo de que el presidente francés, Jacques Chirac, había indicado a su colega italiano, Silvio Berlusconi, presidente de turno de la UE, que Francia no admitirá un acuerdo "a cualquier precio" y que puede preferir que las negociaciones se aplacen a la próxima presidencia de Irlanda. El propio Chirac precisó que Berlusconi comparte sus ideas.
Los dos dirigentes mantuvieron el viernes por la noche en Túnez, donde asistían a la cumbre euromagrebí, una reunión dedicada exclusivamente a la CIG, que dejó en el presidente francés una sensación pesimista. Él mismo la resumió ayer así ante la prensa: "Las cosas avanzan, pero hay que saber si avanzan en la buena dirección".
Como hizo Berlusconi la víspera, Chirac atribuyó a intereses de política interna la resistencia que España y Polonia oponen a que se apruebe el nuevo sistema de votación en el Consejo europeo propuesto por la Convención, y recurrió a la superior "experiencia y cultura europea" de los seis fundadores de la Unión -Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Holanda- para proclamar que "la arquitectura institucional de la Convención no debe ser puesta en causa".
La ministra de Exteriores, Ana Palacio, dando voz a la posición española de que la Convención no tenía mandato para modificar el sistema de votos ponderados acordado hace tres años en Niza, que daba a España y a Polonia más posibilidades de bloquear decisiones que la doble mayoría que Francia y Alemania propugnan ahora, manifestó, por su parte, que lo que ella ha hablado con Berlusconi tiene poco que ver con estas declaraciones. Añadió que sigue esperando que la presidencia italiana "haga su trabajo y haga propuestas".
Italia hizo saber el viernes que la próxima semana presentará una nueva propuesta de compromiso sobre la Constitución, que colmará el silencio absoluto sobre el sistema de voto de que adoleció la debatida por los ministros de Asuntos Exteriores en Nápoles hace dos semanas. El propio Berlusconi declaró el mismo viernes que España y Polonia "tendrán que ceder" en unas demandas que consideró injustificadas y calificó de "privilegios obtenidos de manera en cierto modo anómala".
No se sabe con exactitud en qué consistirá la propuesta italiana, aunque se presume que irá en el sentido, ya respaldado por el Parlamento Europeo, de elevar el porcentaje de población necesario para tomar decisiones, lo que, si se pasa del 60% actual al 66%, llegaría a reconstituir la capacidad de bloqueo que Madrid y Varsovia obtuvieron en Niza. Pero lo que Chirac oyó en Túnez de boca de Berlusconi le dio pie para decir, según citó su portavoz, Catherine Colonna, que "Francia no puede admitir un mal acuerdo ni un acuerdo parche (un bricolaje)", porque Europa necesita estructuras sólidas.
Segunda interferencia
Según las mismas fuentes, Francia no ha expresado, sin embargo, todavía una posición sobre la llamada cláusula rendez-vous, que permitiría aprobar la Constitución sin cerrar este asunto, con el compromiso de resolverlo para 2009, cuando el texto básico entre en vigor, o incluso para 2013. Ésta sería la segunda preferencia de España, si no se logra un arreglo inmediato que le permita mantener la capacidad de bloqueo de Niza.
Chirac comentó así ante la prensa la afirmación que previamente le hizo a Berlusconi de que no habrá Constitución si la visión europea de los fundadores no queda satisfecha: "Los países fundadores, que tienen más experiencia y más cultura europea que los que llegaron después, están de acuerdo, sean cuales sean sus intereses, en que la arquitectura institucional trazada por la Convención es la correcta".
Palacio acusó, sin mencionarlas, a Francia y Alemania de "querer volver la oración por pasiva", al convertir todo el ejercicio de la Convención en un intento de "cambiar el equilibrio institucional" en vez de mejorar las políticas de inmigración o cooperación judicial, como estaba acordado. También dijo que la mayoría de los 25 prefieren el sistema de Niza a la propuesta concreta de la Convención que hay sobre la mesa y, como en ocasiones anteriores, abrió la puerta a un posible fracaso la semana que viene en Bruselas, y a que la Constitución pase a la presidencia irlandesa.
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