Derroteros políticos y culturales de Quebec
La provincia francófona de Canadá muestra en Guadalajara los rasgos de su atípica personalidad
En los letreros de las calles, en los anuncios de televisión y radio, en las entradas de algunas fiestas, en las tarjetas para abrir las puertas de las habitaciones de los hoteles y, sobre todo, en la feria, ha estado presente estos días en Guadalajara un eslogan que todo lo ha llenado: "Voilà Quebec". Han venido músicos y escritores, se han exhibido exposiciones de sus artistas, se han mostrado sus películas, ha habido danza, teatro, proyecciones de vídeo, espectáculos infantiles. Quebec estuvo por todas partes, ¿pero qué hay detrás de ese nombre, cómo es su cultura, qué diablos piensan y quieren?
"Quebec es un territorio situado en el noreste de América del Norte que fue ocupado hace más de 400 años por los franceses". El que habla es Denis Vaugeois (Saint Tite, 1935), ensayista, historiador, coautor y coeditor del histórico periódico Boreal
Estos días, un eslogan lo ha llenado todo en Guadalajara: "Voilà Quebec"
"Escribimos en una lengua mayor, el francés, que está más allá de cualquier localismo"
Express, fundador de Éditions du Septentrion y hombre político: ha sido diputado por el condado de Trois-Rivières y secretario de Cultura, de Comunicaciones y vicepresidente del Consejo del Erario, entre otros cargos. Tiene un libro en México traducido al español: La generosidad del indígena (Fondo de Cultura Económica). "Quebec es lo que ha quedado de la aventura colonial francesa en Norteamérica, y convivió con las colonias inglesas durante un largo periodo, a veces marcado por múltiples conflictos, entre 1600 y 1673. Fue entonces cuando, después de una guerra, fue anexionada por los británicos. Había entonces 70.000 habitantes francófonos en Quebec, hoy son el 83% de los más de siete millones de habitantes de esta región".
"Ahora, Quebec es una de las 10 provincias que forman parte de Canadá", explica Gérard Bouchard (Jonquière, 1943), "y su lengua oficial es el francés. Su situación es delicada: es una minoría cultural en un mundo fundamentalmente anglófono que tiene de vecino a Estados Unidos. Políticamente se debate entre seguir siendo una provincia federal de Canadá o convertirse en un Estado soberano". Bouchard es sociólogo e historiador, ha publicado en español Génesis de las naciones y culturas del nuevo mundo (Fondo de Cultura Económica) y su carrera está plagada de iniciativas muy diversas, como la de ser responsable de la Red Quebequense de Medicina Genética, por ejemplo.
"La gente de Quebec se comporta como si formara parte de un país independiente, aunque técnicamente no sea así la cosa", interviene durante un momento la poeta Nicole Brossard (en España, Seix Barral tradujo su Barroco al
alba, y en México han aparecido otros títulos suyos), una mujer fuertemente vinculada al feminismo y una de las animadoras esenciales de la nueva escritura en Quebec, que se fortaleció durante la llamada revolución tranquila de los años sesenta del pasado siglo. La explica Gérard Bouchard: "Fue un cambio muy profundo en la mentalidad de los habitantes de Quebec, aunque aparentemente la variación parezca reducirse a un simple matiz. Dejamos de percibirnos como una minoría cultural de Canadá para empezar a considerarnos la mayoría cultural de Quebec. De la acomplejada situación del que se afana por su supervivencia pasamos a defender una cultura positiva, creadora, sin complejos. Eso cambió drásticamente nuestra relación con Canadá y con Francia. Empezamos a exigir ser tratados como pares, y romper así la situación del que depende del otro, que todo se lo debe".
José Acquelin, Marie-Célie Agnant (tiene una novela traducida en España en Txalaparta), Claude Beausoleil, Neil Bissoondath, Michel Marc Bouchard, Gil Courtemanche (Emecé acaba de traducir Un domingo en la piscina en
Kigali), Dominique Demers (Susaeta ha traducido algunos de sus títulos infantiles), Louis Jolicoeur, D. Kimm, Bernard Pozier, Gilles Tibo... son sólo una parte de los escritores que han venido de Quebec a Guadalajara. Muchos nombres, géneros variados, escrituras y estéticas diferentes, distintas generaciones. Casi todos son desconocidos fuera de los ámbitos de la lengua francesa, pero sus trayectorias son riquísimas. Ése es el reto: proyectarse hacia fuera.
Quizá muchos de ellos compartan además la definición de Nicole Brossard: "Tenemos el pasaporte de Canadá, pero no nos sentimos canadienses. Hablamos francés, pero no tenemos nada que ver con los franceses. Sí, formamos parte de América del Norte, pero somos raros dentro de este territorio". Dentro de ese estado de cosas, Quebec ha ensayado, y seguirá ensayando, caminos para su independencia, para desprenderse de Canadá, que no comprende la radical diferencia de esta provincia y que sigue tratándola como una más de las otras 10 que componen la federación. Eso es lo que cuentan, por lo menos, Vaugeois, Brossard y Bouchard, los tres escritores que hablaron para este periódico en Guadalajara sobre Quebec.
Fue en 1534 cuando el francés Jacques Cartier viajó por primera vez por las tierras de Canadá. Desde entonces, en Quebec han ocurrido muchas cosas. A la revolución tranquila de los años sesenta del siglo pasado (que supuso el triunfo de la educación laica frente al control de la Iglesia católica; una organización republicana de las instituciones; el paso de una sociedad agrícola a una industrial; la conformación de grandes centros urbanos) la sucedieron dos relevantes consultas populares, dos referéndums soberanistas, realizados en 1980 y 1995. En este último, el sí a la soberanía obtuvo el 49,44% de los votos frente al 50,56% que se inclinaron por el no. Un gran avance de los nacionalistas. Curioso proceso pendular el de Quebec: en las elecciones de abril de este año ha ganado el Partido Liberal, de tendencia federalista, frente al soberanista Partido Quebequés, que llevaba nueve años gobernando.
Ese afán soberanista, ¿no debilitaría a Canadá frente a la agresiva vecindad de Estados Unidos? Vaugeois: "Sí, pero negar la particularidad de Quebec podría conducir a que la evolución de la federación, por un lado, y la nuestra, por el otro, terminen por paralizarse. Lo que sería más grave". Culturalmente hablando, ¿no reduce la vocación nacionalista la libertad de la creación, que no sabe de banderas y que reniega de representar a nación alguna para dirigirse a todos, más allá de territorios y límites políticos? Brossard: "Escribimos en una lengua mayor, el francés, que está más allá de cualquier localismo. Desde la revolución tranquila, la cultura de Quebec se proyecta hacia fuera de una manera afirmativa y con mucha vitalidad. No hay en sus propuestas ninguna voluntad reduccionista".
Borrachera de cifras
Nadie discute en México, ni en el resto del mundo, que el tequila coloca. Lo que nadie sabía es que los números de Quebec producen idéntico efecto, una sacudida violenta al atravesar el gaznate y luego el vértigo de la borrachera. Veamos cómo servirlas. Según datos del Ministerio de Cultura y Comunicaciones de Quebec, publicados en el diario mexicano Mural, en la provincia canadiense hay 135 casas editoriales, 973 bibliotecas, 513 periódicos y revistas, 187 compañías de artes escénicas, 380 museos y sitios patrimoniales, 171 estaciones de radio y 392 pantallas de cine. Las 92 empresas cinematográficas de Quebec produjeron, en 1994, 32 películas, lo que quiere decir que, si se mide el número de filmes por habitante, realizó casi el doble que Francia y el triple que Inglaterra en el mismo año. Sus discográficas se ocupan del 80% de la música hecha en lengua francesa.
En Quebec son ya internacionalmente célebres su Festival des Filmes du Monde y el Festival Internacional de Jazz de Montreal. Tienen 10 orquestas sinfónicas y siete juveniles, cuatro orquestas de cámara, dos compañías de ópera clásica y otra de repertorio contemporáneo.
Las editoriales, si se incluyen las publicaciones gubernamentales, producen seis mil títulos al año, pero lo verdaderamente reveladores que los niños de quinto y sexto de primaria leen entre 17 y 32 libros al año. Proporcionalmente, Quebec publica anualmente 502 libros por millón de habitantes; en Francia, la cifra es de 395 y, en Estados Unidos, de 200. Una encuesta de 1997 reveló que el pasatiempo favorito de los habitantes de Quebec es la lectura.
Babelia
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