Powell pide reformas democráticas a los regímenes del Magreb
El secretario de Estado de EE UU solicita a Mohamed VI que considere el Plan Baker
El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, concluyó ayer un delicado ejercicio de equilibrio alentando, por un lado, a los países del Magreb a emprender reformas políticas, pero evitando, por otro, herir la susceptibilidad y desestabilizar a regímenes aliados de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo que ellos mismos siguen padeciendo. Powell inició el martes su gira en Túnez y, tras reunirse ayer con Mohamed VI en Marraquech, viajó a Argel.
"He felicitado a Su Majestad por sus iniciativas y he subrayado la necesidad de seguir avanzando en ese tipo de reformas", afirmó Powell, durante una breve rueda de prensa, tras ser recibido en audiencia por el rey Mohamed VI en el palacio de Marraquech.
La última reforma del monarca que la diplomacia estadounidense ha elogiado fue, a principios de noviembre, la de la mudawana, el estatuto de la mujer, que será modificado para prácticamente equiparar los derechos de ambos sexos.
Además de entrevistarse con el rey, el secretario de Estado se reunió en Marraquech con asociaciones de la sociedad civil, que desarrollan programas educativos y sociales para la juventud mostrando así su interés por esas iniciativas.
Powell no precisó qué reformas debían llevarse a cabo en ninguna de las tres capitales que visitó, aunque en Túnez mencionó "la necesidad de una prensa plural". El régimen tunecino es el más autoritario de todo el Magreb, en opinión de las ONG de defensa de los derechos humanos.
En vísperas de la gira magrebí de Powell, su portavoz, Richard Boucher, indicó que, junto con la cooperación antiterrorista, la triple visita obedecía al deseo de "alentar el proceso de apertura, de democratización que está en curso, de manera diferente, en cada uno de esos tres países".
En Marraquech, Powell reconoció además que había evocado ante el rey algunos "casos específicos" relacionados con los derechos humanos. Rehusó dar detalles, pero Human Rights Watch y Freedom House, dos organizaciones de defensa de las libertades, remitieron al secretario de Estado sendas cartas pidiéndole que la mejora de la cooperación contra el terrorismo islámico no se hiciese en detrimento de los derechos humanos.
Human Rights Watch mencionaba, entre otros, los casos de los periodistas condenados en Marruecos y, especialmente, el de Alí Lmrabet, cuyos dos semanarios fueron prohibidos en mayo. Lmrabet empezó el domingo una huelga de hambre ilimitada para exigir que se pusiera fin al acoso que padece en la cárcel de Salé. Su estado de salud es preocupante, según su familia.
Aunque Powell haya utilizado expresiones moderadas, el énfasis que puso en las reformas y su alusión a la falta de libertad de prensa en Túnez contrastan con la cautela de los dirigentes europeos a la hora de valorar los regímenes políticos magrebíes. Mañana empieza en Túnez una cumbre, a la que asistirán los jefes de Estado o de Gobierno de cinco países europeos, entre ellos Jacques Chirac y José María Aznar.
Powell instó también a Mohamed VI en que no debe desestimar el plan de paz de James Baker para el Sáhara Occidental que el Frente Polisario y Argelia han aceptado como base de negociación. "Hay que concentrarse en las respuestas a dar al Plan Baker", afirmó.
Tranquilizó, sin embargo, a los marroquíes al reiterar que EE UU "no tiene la intención de imponer una solución a las partes". "Creemos que ha llegado la hora para Marruecos y Argelia de iniciar una discusión en serio (...)", añadió en un gesto hacia Rabat que desea entablar negociaciones directas con Argel, que se niega a ello.
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