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El español condenado a muerte en EE UU pide un nuevo juicio

Ocho senadores españoles apelan ante el Supremo de Florida el caso de Pablo Ibar

Pablo Ibar, el único español condenado a muerte en EE UU, solicitó ayer un nuevo juicio al Supremo de Florida. En una vista en la que los magistrados bombardearon a preguntas a la defensa y a la fiscalía, su abogado, Peter Raben, centró sus argumentos en que en el anterior proceso se habían permitido testimonios "inadmisibles". A la audiencia asistieron familiares de Ibar, de las víctimas, el cónsul español en Miami y una delegación del Senado español.

Ibar, sobrino del fallecido boxeador José Manuel Ibar, Urtain, está en el corredor de la muerte como coautor de un triple asesinato el 26 de junio de 1994, por el que fue condenado hace tres años, tras dos juicios. Ante la falta de pruebas físicas o testigos directos, la principal prueba inculpatoria presentada por la fiscalía fue un vídeo instalado en la residencia donde ocurrieron los crímenes que captó a los dos perpetradores durante 22 minutos. Los dos hombres mataron a disparos a Casimir Sucharski y a sus dos acompañantes, Sharon Anderson y Marie Rogers.

La identificación de los asesinos a partir de las imágenes fue clave en los juicios en los que condenaron a Seth Peñalver y a Ibar, y es ahora el argumento central de la apelación. La policía mostró días después del crimen una foto tomada del vídeo a la madre de Ibar, María Casas -ya fallecida- y a otros cinco conocidos pregúntandoles si le reconocían. Según el detective Paul Manzella, todos le identificaron, pero cuando esas mismas personas testificaron en el juicio negaron haberlo hecho. La fiscalía entonces impugnó sus testimonios sirviéndose de las primeras declaraciones hechas al detective.

El letrado Raben adujo ayer que dichos testimonios debían haberse excluido por cuatro razones: porque se habían realizado fuera del juicio; se basaban sólo en la palabra del detective; habían quedado invalidados por los testimonios posteriores y, además, no eran identificaciones hechas tras "haber visto" al sospechoso en el lugar de autos, sino en una foto. "Es evidente que Pablo Ibar se parece al hombre del vídeo, pero las personas no van a prisión por parecerse a alguien", dijo Raben.

La fiscal Leslie Campbell rebatió ese argumento afirmando que las leyes de Florida admiten ese tipo de prueba, y señaló asimismo que, "incluso si hubiera dudas sobre la admisibilidad de los testimonios el jurado, vio el vídeo y pudo decidir por sí mismo".

Raben -que hace dos años sacó del corredor de la muerte al español José Joaquín Martínez- hizo una defensa elocuente de Ibar y no titubeó ante las preguntas de los siete magistrados, a diferencia de la fiscal. "Creo que tenemos una excelente oportunidad de que le concedan un nuevo juicio", afirmó Raben. El padre de Ibar, Cándido, aseguró sentirse "muy, muy esperanzado". "Y Pablo está con más ánimo que nunca".

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El cónsul de España, Javier Vallaure, y los senadores españoles Javier Rojo, Hilario Caballero, María Eugenia Martín, Rosa Vindel, Enric Florensa, Montserrat Duch, Joseba Aurrekoetxea y José Mendoza asistieron a la vista en el Supremo y luego se reunieron con altos funcionarios de la fiscalía, el director de prisiones y con una consejera del gobernador Jeb Bush. El día anterior visitaron a Ibar en el penal de Raiford. La delegación española quiso "arropar a la familia y expresar el apoyo del puebo español".

Otro aspecto del caso por el que se interesó el tribunal fue sobre la legalidad de poner a Ibar en una ronda de sospechosos sin la presencia de su abogado. Ibar estaba bajo custodia en Miami por otro delito cuando los agentes creyeron reconocerle en conexión con los crímenes ocurridos en Miramar y llamaron a un vecino de Sucharski, que dijo haber visto a los asesinos, para que corroborara su identificación. Y así lo hizo. Aquel testimonio reforzó el caso de la fiscalía, pero el letrado Raben arguyó ayer que se violaron los derechos procesales de Ibar. El Supremo pueden tardar varias semanas o meses en tomar una decisión.

El padre (centro), la esposa y el abogado de Pablo Ibar, ayer en Tallahasse (Florida).
El padre (centro), la esposa y el abogado de Pablo Ibar, ayer en Tallahasse (Florida).EFE

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