La UE selecciona a Francia para optar al ITER

La Unión Europea decidió ayer por unanimidad apoyar una sola candidatura para albergar el reactor ITER: la de Cadarache en Francia. España retiró en el último minuto su apuesta por Vandellòs tras comprobar que los socios europeos confiaban más en la larga experiencia nuclear del país vecino. El acuerdo franco-español, previo a la reunión de ministros europeos, logró arrancar un trato preferente para la participación española en el proyecto, si éste se queda en Europa, y, sobre todo, permitió a la UE llevar un mensaje claro a sus socios internacionales, que, antes de fin de año, decidirán si el proyecto científico más importante después de la Estación Espacial Internacional se queda en Francia, en Japón o, con menos posibilidades, en Canadá.

La doble candidatura europea había situado a los ministros de Competitividad en una posición tan incómoda que cuando ayer aprobaron el pacto franco-español por consenso (sin votación, sin ninguna objeción en contra) todos estallaron en aplausos, algo inaudito en este tipo de reuniones.

Hasta el martes por la noche, el Gobierno español mantuvo en pie su candidatura y su generosa oferta: costear su parte (450 millones de euros) y la de la Comisión Europea (otros 450 millones) en caso de que Vandellós fuera elegida. Pero el ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa, llegó a Bruselas desanimado tras su gira de capitales en un intento de convencer a sus socios europeos de las bondades de Vandellós y su generosa oferta financiera. "En nuestros socios pesaba mucho la tradición en energía nuclear de Francia", admitió el ministro tras sus primeras declaraciones, cargadas de triunfalismo.

El pacto con Francia ha consistido en otorgar a España la sede de la entidad legal del proyecto, que según datos del departamento de Costa, será el cerebro científico y administrativo de la participación europea en el ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), coordinando la construcción, la aportación industrial y las líneas de investigación y desarrollo a seguir. Esta agencia, que estará radicada en Cataluña, no muy lejos de Cadarache, se pondrá en marcha lo antes posible tras la decisión final y cuando esté a pleno rendimiento tendrá un centenar de trabajadores. Una fuente diplomática aseguraba ayer que dicha agencia europea estará en España incluso si el ITER es construido fuera de Europa.

El proyecto, cuyo coste total se aproxima a los 10.000 millones de euros, tendrá un director general, un director general adjunto y cinco directores. Dos de estos siete directivos deberían ser europeos si el reactor se construye en Cadarache. Uno de ellos tendrá que ser, forzosamente, español.

El acuerdo

Juan Costa y su homóloga francesa Claudie Haigneré escenificaron el acuerdo compareciendo juntos y sonrientes ante la prensa junto a la presidencia italiana y la Comisión Europea. Costa y sus colaboradores insistieron en haber obtenido la mejor solución para la Unión Europea, aunque el acuerdo pueda restar operatividad al proyecto al tener dos sedes. Fuentes españolas de la negociación aseguran que desde el principio conocían las dificultades de competir contra Francia y consideran que ya ha sido un triunfo haber obtenido informes científicos favorables a Vandellós. "Ya habrá otro reto en el que competir", dijo después Costa.

El poderío francés en este terreno es incuestionable. Como explicó el director del programa español de fusión, Carlos Alejaldre, el número de investigadores galos duplica al de españoles. Francia lleva 50 años trabajando en un campo que España inició en 1983 y el presupuesto dedicado a este tipo de energía es más del triple del dedicado al sur de los Pirineos. También parece incuestionable el poderío político de Francia en el seno de la UE, que sólo unas horas antes logró congelar el Pacto de Estabilidad para evitar la multa que Bruselas quería imponer a París y a Berlín. Pero ayer ningún político quiso entrar en esta cuestión.

Haigneré, visiblemente emocionada y satisfecha por el resultado del consejo, agradeció a Costa y a todos los demás actores (incluidos los municipios próximos a Cadarache) la colaboración prestada a un proyecto que, dijo, será un legado para las generaciones venideras.

Con esta decisión, la UE ha jugado una carta fundamental. Los otros seis socios del proyecto ITER (Japón, China, Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur y Rusia) habían amenazado con evitar que el proyecto se quedase en Europa en caso de que ésta fuera incapaz de presentar una sola candidatura. Ahora, Bruselas podrá negociar mejor. La próxima reunión se celebra en Viena los días 4 y 5 de diciembre y allí se debatirá cuánto dinero pondrá la UE y cuánto Japón en caso de quedarse uno de ellos con el proyecto. La UE está dispuesta a costear hasta el 40% del presupuesto y Japón se mueve en los mismos términos, mientras que la candidatura canadiense tiene menor fuerza al no haber un apoyo solvente del Gobierno federal.