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La élite de los empresarios catalanes no asiste al acto con Aznar en Barcelona

El presidente del Gobierno alerta a los catalanes de la "inestabilidad" de un Gobierno con ERC

Ausencias importantes y frialdad. Fue el clima que rodeó ayer la visita a la Cámara de Comercio de Barcelona del presidente del Gobierno, José María Aznar. Aznar calificó de "inestable" la composición del Parlament o catalán tras las elecciones y pidió un esfuerzo para que esta "inestabilidad no llegue al Gobierno autonómico". Advirtió también que los catalanes "son los que más pagarán la falta de estabilidad" si Esquerra entra en el Gobierno. La élite de la economía catalana -por ejemplo, los presidentes de Fomento, Juan Rosell, y del Círculo de Economía, Antoni Brufau- evitó acudir al encuentro.

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Los foros económicos, como el Círculo de Economía, brillaron por su ausencia, y la gran patronal catalana, Fomento del Trabajo Nacional, estuvo representada por el secretario de la organización, Joan Pujol. Al presidente, Juan Rosell, "le fue imposible asistir, porque tenía otro compromiso profesional ", según un portavoz.

El cansancio y disgusto de los empresarios ante la insistencia del PP en marginar a Esquerra Republicana (ERC), que culminó en la reciente reunión forzada por Mariano Rajoy con las cúpulas patronales, pudo ser una de las causas del vacío que sufrió ayer Aznar.

Otra causa fue, sin duda, la precipitación de la convocatoria. Moncloa comunicó a la Cámara de Comercio de Barcelona, el pasado jueves día 20, la intención del jefe del Gobierno de mantener un encuentro con los empresarios organizado por esta corporación, pero la confirmación definitiva no llegó hasta el pasado lunes, día 24. Y, en apenas 48 horas, "resulta muy difícil convocar a los máximos representantes de los grupos industriales y financieros", según medios de la Cámara.

La presencia de la cúpula de grupos financieros como La Caixa y sus empresas participadas es uno de los termómetros que suelen medir el grado de implicación de la economía catalana en los encuentros con dirigentes políticos. El termómetro estuvo al rojo en algunas de las numerosas visitas a Cataluña de miembros del Gobierno como Rodrigo Rato o del delfín de Aznar, Mariano Rajoy. Sin embargo, ayer, la temperatura no subió en la cita con el presidente del Gobierno, a la que no asistieron los miembros del alto staff de la citada entidad de ahorro ni los presidentes de empresas como Abertis, Agbar, Gas Natural o Inmobiliaria Colonial.

Tampoco acudieron al desayuno-coloquio los número uno de algunas compañías familiares de capital autóctono como Agrolimen, Panrico, Nutrexpa, Damm, Planeta o Cirsa. Sí asistieron, en cambio, representantes de las empresas miembros del plenario de la Cámara de Comercio, como Antonio Puig o la farmacéutica Ferrer Internacional, SA.

Invitación precipitada

Las mismas fuentes pusieron ayer especial interés en subrayar que, "de la escasa presencia de presidentes de empresas no se infiere la voluntad de hacer el vacío a José María Aznar, ya que a muchos de los asistentes no se les pudo enviar la invitación por escrito y personalizada por falta de tiempo". Al margen de estas precisiones, un portavoz oficial de la institución cameral explicó que la ausencia de los altos cargos de La Caixa se debió a la celebración a mediodía de un acto protocolario que fue presidido por el Rey Juan Carlos. La conferencia de Aznar había terminado una hora antes, a las 11.

De las 300 personas que habían confirmado su asistencia a la cita con Aznar, acudieron 210. Los organizadores facilitaron la lista de los que habían dado confirmación, en la que se observan ausencias remarcables. También las de buen número de los miembros del plenario de la propia institución.

En su discurso, Aznar, que mantuvo su habitual tono severo, se refirió a la situación de "inestabilidad" que vive el Parlamento catalán después de las elecciones y a la dificultad de formar una mayoría de gobierno. "Las fuerzas políticas hemos de ser capaces de entendernos y establecer pactos, porque todos saldremos beneficiados, o de lo contrario, saldríamos todos perjudicados".

Y añadió: "Los primeros perjudicados serían los ciudadanos de Cataluña". No dijo por qué, y algunos de los asistentes lo interpretaron en tono de amenaza. Antes de desembocar en esta argumentación, Aznar, contestando a una de las preguntas de los asistentes, subrayó que lo peor que puede ocurrir en Cataluña es que sus gobernantes se dejen llevar por la corriente de ver quién llega más lejos en la revisión de las reglas de juego constitucional y estatutario.

"Es imposible estar tranquilo ante la posibilidad de que entre en el Gobierno un partido que defiende la independencia, como es Esquerra Republicana"; y más, dijo Aznar, cuando ese partido ha dicho claramente que "está de acuerdo con el plan Ibarretxe".

"La colaboración institucional ha funcionado muy bien en los últimos años y espero que siga así", agregó el presidente del Gobierno. También dijo que colaborará "con la Generalitat sea cual sea su composición".

Antes de entrar en los temas polémicos de la política catalana, dedicó buena parte de la intervención a un largo preámbulo económico en el que dejó clara su disconformidad con la ruptura del Plan de Estabilidad provocada por Francia y Alemania; habló de la bonanza macroeconómica de España y se manifestó conforme con el último documento de la Cámara de Barcelona, que pide mayor inversión pública del Estado en Cataluña.

Durante el acto, el presidente de la Cámara, Miquel Valls, consideró necesario profundizar en el "acento catalán" de la Constitución española.

Aznar, entre Josep Manuel Basáñez y Josep González, directivos de la Cámara de Barcelona.
Aznar, entre Josep Manuel Basáñez y Josep González, directivos de la Cámara de Barcelona.CARLES RIBAS

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