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Frontera con Chechenia y ruta del petróleo a Occidente

Pilar Bonet

Un conflicto armado en Georgia puede tener efectos desestabilizadores para todo el Cáucaso y para Rusia, además de consecuencias económicas para una amplia región, dado que Georgia es una ruta de tránsito clave para el transporte a Occidente del crudo del Caspio. Eventuales desórdenes en Georgia podrían también tener efectos sobre la guerra de Chechenia, ya que la república rebelde caucásica es fronteriza con el territorio georgiano y éste, con diversas oscilaciones según la coyuntura internacional, ha servido de refugio a los separatistas chechenos.

En el puerto de Supsa, en Georgia, finaliza una de las dos rutas actuales de exportación del crudo de Azerbaiyán (la otra acaba en el puerto ruso de Novorossisk) y por Georgia pasa el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhán, actualmente en construcción. A partir de 2005, este oleoducto, clave dentro de la estrategia de diversificación de fuentes energéticas para Occidente, debe transportar anualmente 50 millones de toneladas de crudo a la costa turca del Mediterráneo. Con esta ruta está vinculada no sólo la exportación del crudo de Azerbaiyán hasta Turquía, sino otros proyectos futuros de exportación de crudo desde Kazajistán y las repúblicas centroasiáticas.

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De los tres países caucásicos surgidos al desmoronarse la URSS (Georgia, Azerbaiyán y Armenia), Georgia es el que menos ha cristalizado como Estado. Abjazia, Adzharia y Osetia del Sur, tres unidades territoriales que formalmente pertenecen a Georgia, están en la práctica fuera del control del Gobierno de Tbilisi y la pugna entre Shevardnadze y la oposición hace probable el incremento del separatismo. Anoche las señales que llegaban de Abjazia, donde Georgia perdió una guerra civil en 1992, Osetia del Sur, que también se enfrentó con las armas a Tbilisi, y Adzharia indicaban que sus respectivos dirigentes no estaban dispuestos a permitir que los desórdenes se extiendan a su jurisdicción.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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