Sampedro reclama la fuerza de la palabra para criticar la guerra de Irak
El escritor admite su incapacidad para "callar frente a la barbarie"
Nuevo libro de José Luis Sampedro (Barcelona, 1917), y esta vez cargado con la dinamita del sentido común y de la ironía para denunciar el despropósito de la guerra y posguerra de Irak. Los mongoles en Bagdad (Destino) se publica en formato especial con unas magníficas ilustraciones de Santiago Sequeiros (Buenos Aires, 1971), y surgió de una "manera espontánea", confesó el escritor, en cuanto oyó hablar de los ataques preventivos.
El autor de La sonrisa etrusca, economista para más señas y miembro de la Real Academia Española, desenfundó ayer las pistolas y las cargó de argumentos para disparar con saña contra los responsables de desencadenar la trágica guerra de Irak y la complejísima posguerra, tan cargada de sangre, dolor y desconcierto. Durante la rueda de prensa de presentación de su nuevo libro, y como ocurría en otras épocas en las que la figura del escritor era un punto de referencia de la ciudadanía, José Luis Sampedro contestó todas las preguntas y lo hizo con la voluntad de buscar cómplices en la denuncia de las maneras de actuar de los poderosos del mundo. Recordó la cita que abre su libro ("Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerá lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas"), de Martin Luther King, y procedió sin más preámbulo.
"Los ataques preventivos surgen cuando alguien se atribuye a sí mismo la facultad de decidir que el otro es un criminal y que, por serlo, puede destruirlo". "Con esta guerra, Bush ha vuelto a la Edad Media y ha olvidado todos los progresos que tanto costaron y que derivaron de los esfuerzos del humanismo, la Ilustración, la declaración de los derechos humanos, la independencia de Estados Unidos, la Revolución Francesa". "El que es dueño de la fuerza cree que tiene derecho a todo, y después de destruir un país tiene la osadía de pedir ayuda a los demás para reconstruirlo: en último término, es como si nos pidieran cooperación para que nos pongamos las cadenas encima". "La ONU ha opuesto muy poca resistencia a una guerra que cuestionaba radicalmente su razón de ser". "La gente está desencantada con la política y además está satisfecha con lo que tiene, la vieja fórmula de 'pan y circo' sigue funcionando en nuestros días y por eso se protesta cada vez menos". "La consigna es la de privatizar, pero la gente no tiene poder en los consejos de administración de las grandes empresas, que son las que mandan, y eso es malo para la democracia".
Una a una se sucedieron las preguntas. Una detrás de otra, llovieron las respuestas. José Luis Sampedro, que reconoció que deseaba que terminara esta semana para marcharse muy lejos, dijo que escribe porque no lo puede evitar. "Todas mis obras son el resultado de una necesidad interior".
Esta vez, lo que el cuerpo le pedía era "no callar frente a la barbarie de esta guerra", y se embarcó en el agotador trabajo de escribir Los mongoles en Bagdad en unos cuantos meses. El libro parte de una anécdota: un profesor jubilado se dispone a escribir un ensayo sobre los últimos acontecimientos internacionales y recibe la visita de un viejo amigo mongol, también profesor. El saqueo de Bagdad por los mongoles en 1258 se convierte así en el telón de fondo de una reflexión, escrita con una prosa clara y contundente, que desentraña los oscuros motivos y las miserias de la guerra desencadenada contra Irak.
Ante un panorama tan sombrío, Sampedro comentó que ya sólo cree en dos cosas: la educación, "para aprender otra manera de actuar", y el mestizaje, "pues es la mezcla la que va a conseguir transformar a una población con tan pocas ganar de luchar".
Babelia
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