_
_
_
_
_

"Para cazar a Bin Laden no basta con un Chacal", afirma Frederick Forsyth

El novelista narra en 'Vengador' la persecución de un criminal por un ex 'boina verde'

Jacinto Antón

El regreso de Frederick Forsyth en el convulso mundo tras el 11-S se produce con una novela, Vengador (Plaza & Janés), en la que un cazador de hombres profesional con tantos recursos como aquel Chacal que hizo célebre al escritor persigue tenazmente a un criminal. Significativamente, Osama Bin Laden, aunque no es la presa, aparece en la trama. "Para cazar a Bin Laden no basta con un solo hombre", dijo ayer Forsyth en Barcelona. El autor opina que el líder de Al Qaeda puede tardar en caer, pero que la captura de Sadam Husein no se demorará mucho.

Vengador es la historia de un ex miembro de las fuerzas especiales estadounidenses curtido en Vietnam que se dedica a perseguir asesinos por encargo de particulares. Un millonario le contrata para encontrar y capturar al escurridizo y desalmado jefe de una banda paramilitar serbia -estilo Arkan- responsable del asesinato de su nieto, cooperante en Bosnia. La acción (que culmina el día antes del 11-S) se desarrolla en distintas partes del mundo y los sucesos, los personajes y su pasado van encajando como un asombroso mecanismo de relojería. Visto cómo actúa el cazador profesional, es una lástima que no buscara a Bin Laden (vinculado al relato en una trama paralela). "No, lo siento", admite con una sonrisa Forsyth (Ashford, Reino Unido, 1938). "Para ello hubiera tenido que entrar en Afganistán a fin de documentarme, y no creo que hubiera sido bien recibido por los talibanes, que estaban entonces en el poder". ¿Es sorprendente que no lo atrapen los EE UU? "No, la zona en que se encuentra es impenetrable incluso para las fuerzas especiales, y está protegido por las tribus. Si Bin Laden se mantiene en movimiento constante y sin utilizar un teléfono móvil puede durar mucho tiempo. Pero tarde o temprano cometerá un error. Dos veces después del 11-S han estado ya a punto de cazarlo".

En cuanto a Sadam, "es mucho más posible que lo atrapen; casi seguro que está dentro de Irak y allí no hay montañas para esconderse. Debe moverse de casa en casa, con un grupo de seguidores fanáticos que se va reduciendo. Las fuerzas especiales aliadas cada día reciben más información, porque cada día más gente cambia de lado". Sorprende la visión optimista que tiene Forsyth de la situación posbélica en Irak. "La situación no es tan mala como nos cuentan", opina el novelista, que achaca los atentados contra la presencia extranjera a combatientes no iraquíes. Así pues, no cree en una vietnamización de la situación. "No, no. Es muy diferente. Allí los EE UU tenían en contra al 90% de la población, y aquí se trata de menos del 10%". Además, en Vietnam estaba la jungla, el mejor lugar para esconderse del mundo". En esa jungla transcurre una parte de Vengador. ¿Es cierto que EE UU tenía una unidad especializada para combatir en los túneles del Vietcong? "Absolutamente, aunque poca gente lo sabe. Eran unos 350, murieron un centenar y el 100%, todos, resultaron heridos. El escenario era tan claustrofóbico que a un observador que se introdujo en los túneles de Cu Chi tuvieron que evacuarlo a rastras aullando de pánico". La novela presenta a los miembros de las fuerzas especiales como gente poco menos que estupenda. ¿Son así? "Conozco a los SAS británicos mejor que a los de los grupos estadounidenses. Son extremadamente duros, pero no sádicos". Pues mire que hay gente que los tiene por desequilibrados. "Es por culpa del cine. Hay que tener cierta mentalidad para superar el entrenamiento, pero no emplean la violencia por la violencia".

En la novela, un personaje sostiene que a EE UU se le odia hoy en el mundo por envidia. "Eso creo yo. Y ese odio, sobre todo en el caso de los europeos, es incomprendido por los norteamericanos y les provoca ira". Forsyth considera paradójico que se juzgue con distinto rasero las intervenciones en Kosovo y en Irak. "Sabemos que no había armamento de destrucción masiva, pero bueno, tampoco lo había en Kosovo y se atacó por la misma causa: para derrotar a un tirano e impedir un genocidio. ¿Es que no era peor Sadam que Milosevic? En fin, el éxito ya está: Sadam no volverá".

Tras el 11-S, Forsyth declaró que a partir de entonces sería difícil sorprender a un lector de thrillers. "Fue tan extraño lo que pasó. ¿Qué puede haber más raro y catastrófico? Sólo una bomba atómica". Cáspita, ¿lo veremos? "Desde hace años, EE UU está comprando todas las armas nucleares de la ex URSS para impedir que caigan en manos de terroristas. Pero faltan cien". ¿Bin Laden? "Si tuviera la capacidad de hacer algo así ya lo hubiera hecho. Pero Al Qaeda es sólo un paraguas; debajo hay un centenar de grupos, y uno de ellos puede tener un golpe de suerte". En ese panorama, "quizá países como Francia y Alemania lo que están tratando de hacer es apartarse de la línea de tiro". ¿España sería entonces mayor diana? "Éste es un mundo muy peligroso. Nadie está a salvo".

Frederick Forsyth, ayer en Barcelona.
Frederick Forsyth, ayer en Barcelona.MARCEL.LÍ SÀENZ
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_