Grandes euro-obras
Profundizar la construcción física de Europa, promover la implantación de las nuevas tecnologías y estimular el crecimiento económico son los objetivos de la batería de proyectos "prioritarios" aprobada por la Comisión Europea. Romano Prodi ha hecho bien sus deberes. Con suficiente grado de concreción, ha diseñado el plan de inversiones anunciado hace unas semanas. Seis de esos 54 proyectos afectan a España, por un importe total de 17.000 millones de euros, divididos entre líneas de alta velocidad, conexiones eléctricas con Portugal y Francia y y el gasoducto entre Argelia, España y Francia.
El plan, que se financiaría con fondos públicos y en un 40% privados, se centra en la mejora de las redes de transporte y energía, esenciales para completar el mercado único. Dedica un esfuerzo importante a la plena inserción del área europea en la sociedad del conocimiento, mediante la intensificación de las inversiones en tecnologías de la comunicación y en la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i). Sólo así se logrará avanzar hacia el objetivo de hacer de la UE una economía más próspera, más avanzada, más competitiva y con mayores niveles de bienestar.
De los grandes bloques del mundo desarrollado, Europa es el que registra un crecimiento económico y del empleo más débil. Las restricciones presupuestarias en vigor en la mayoría de los países, España incluida, siguen actuando como lastre sobre la necesidad de satisfacer exigencias inversoras básicas. El aumento de la productividad es imprescindible para que las economías del área vuelvan a ser suficientemente competitivas y condición necesaria para que crezca la renta por habitante.
No caben objeciones a los seis proyectos relacionados con España. Pero el Gobierno español debió anticiparse y asumir como prioridad el impulso inversor, por encima de lo que proponen los Presupuestos del Estado, en las áreas en las que nuestro país manifiesta un amplio déficit frente al promedio de la UE. El anuncio de la Comisión Europea, en el mismo momento en que Mariano Rajoy señalaba su interés en intensificar la inversión en educación e investigación, debería propiciar la convergencia de ambos esfuerzos y la coherencia de actuaciones.
