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Cuba confía en romper su aislamiento en la Cumbre Iberoamericana de Bolivia

"La inclusión social como motor del desarrollo", el tema central de la XIII Cumbre Iberoamericana, que comienza mañana y termina el sábado en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, le viene como anillo al dedo a Fidel Castro. El mandatario cubano es un experto en la materia y además, a diferencia de lo ocurrido en anteriores encuentros presidenciales, en los que fue notorio el aislamiento político de La Habana, en la Cumbre de Bolivia debutarán los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Argentina, Néstor Kirchner, cuya sintonía con Castro es manifiesta.

El líder comunista cubano no asistió a las dos últimas cumbres iberoamericanas. Y, como es su costumbre, en esta ocasión tampoco ha confirmado aún -"por motivos de seguridad"- si viajará a Santa Cruz de la Sierra. Lo haga o no, este año Cuba está llamada a acaparar de nuevo la atención de la Cumbre Iberoamericana.

Varios son los motivos. A sus 77 años, Fidel Castro es el gran pope de la lucha contra las desigualdades sociales en el continente, y es también un experto en levantamientos populares como el que sacó hace un mes del poder al ex presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada. Desde hace años, Castro y los dirigentes cubanos denuncian en cuanto foro participan los males que el neoliberalismo provoca en la región, miseria e injusticia, pero también convulsiones sociales y violencia.

Hace sólo unas semanas, Castro fue anfitrión en La Habana de 200 sociólogos, sindicalistas, políticos y líderes indígenas de América Latina, que participaron en la 25ª sesión de la Asamblea del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Entre los asistentes estuvo el líder cocalero boliviano Evo Morales, cuya participación fue decisiva en la caída de Sánchez de Lozada. Morales invitó a Castro a la cumbre paralela que se realizará en Bolivia en los próximos días, y, entusiasmado, llamó a tejer una alianza entre La Habana, Caracas, Buenos Aires y Brasilia en pos de la unidad latinoamericana y como contrapoder a Estados Unidos.

Suspicacias en Washington

En esta línea, los recientes viajes a La Habana de Lula y el canciller argentino, Rafael Bielsa, despertaron suspicacias en Washington. También las últimas declaraciones del embajador argentino en La Habana, Raúl Taleb, que afirmó que Kirchner y Castro veían "en la relación Argentina-Cuba-Venezuela-Brasil una mesa de cuatro patas muy fuerte para hablar en un ambiente continental de los problemas de Latinoamérica" y para negociar con EE UU desde una "posición de fuerza".

Por si esto fuera poco, este año, como el pasado, el documento final de la XIII Cumbre Iberoamericana incluirá un párrafo de rechazo al embargo norteamericano. Según informaciones filtradas por la prensa cubana, el texto que se discute para su aprobación manifiesta el "enérgico rechazo a la aplicación unilateral y extraterritorial de leyes y medidas contrarias al derecho internacional, la libertad de mercado y del comercio mundial". Según la agencia oficial cubana Prensa Latina, los presidentes iberoamericanos exhortarán "al Gobierno [de EE UU] a que ponga fin a la aplicación de la Ley Helms-Burton". Todavía está por ver si se aprobará en estos términos.

Para más morbo, los detractores del régimen cubano quieren incluir una condena a La Habana por el encarcelamiento de 75 disidentes y la situación de los derechos humanos en la isla. Según fuentes diplomáticas, EE UU habría "sugerido" a Uruguay y El Salvador que defiendan la propuesta. Además, el opositor Oswaldo Payá y las esposas de varios disidentes presos han hecho un llamamiento a los presidentes iberoamericanos, canalizado a través de la Embajada española en La Habana, para que condenen la "ola represiva" en la isla y exijan la liberación de los prisioneros políticos.

Y si Castro viaja a Bolivia, su encuentro con el presidente español, José María Aznar, a quien recientemente calificó de "Celestina que va reclutando soldados por Centroamérica para enviarlos a Irak", puede ser de alto voltaje.

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