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Aznar intentará en Brasil que la política de Lula se mantenga en la ortodoxia económica

La Moncloa sostiene que el presidente brasileño no sigue la misma línea que Argentina

José María Aznar inició anoche un viaje a Brasil con el objetivo declarado de apoyar la política del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, en unos momentos calificados de "difíciles" por La Moncloa. La visita pretende, por tanto, procurar que la política económica del nuevo líder brasileño se mantenga dentro de los parámetros de la ortodoxia económica. Los portavoces gubernamentales españoles no consideran ésta amenazada por la línea crítica con el neoliberalismo que han preconizado recientemente Buenos Aires y Brasilia.

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"El llamado consenso de Buenos Aires ha sido presentado por algunos como una alternativa al consenso de Washington, pero la interpretación no es correcta. Lula es compatible con políticas sensatas y los mercados, a través de la reducción del riesgo país y la mejora del tipo de cambio, lo confirman", afirman las fuentes citadas, que no reflejan la misma confianza hacia el presidente argentino, Néstor Kirchner. "Ojalá otros países siguieran el camino de Lula", añaden.

El consenso de Washington es una expresión acuñada en 1989 por el economista estadounidense John Williamson para designar el conjunto de medidas de disciplina presupuestaria, reforma fiscal y liberalización financiera que caracterizan el catecismo económico neoliberal, que Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional impusieron a los países en desarrollo durante la pasada década. Argentina y Brasil cerraron el pasado 16 de octubre en Buenos Aires un pacto que, con el objetivo de dar un nuevo impulso a Mercosur -el área de libre comercio que pretenden construir ambos, con Uruguay y Paraguay-, propone políticas sociales de desarrollo al margen de las meramente monetaristas. El ministro brasileño de Exteriores, Celso Amorim, presentó el proyecto como "una alternativa al pensamiento único", el mismo que Aznar sigue defendiendo con ahínco en Europa.

Para el Gobierno español, más que estas declaraciones cuenta, sin embargo, el hecho de que los presupuestos de Brasil sigan registrando un superávit primario del 4,9% del PIB y que, pese a los retrasos, sean notorios los esfuerzos del país por atender los pagos de su deuda. La revalua-ción del real y la caída del riesgo país de Brasil, de 1.440 a 600 puntos básicos, es consecuencia de esos hechos, en opinión de fuentes gubernamentales españolas.

Pero, al mismo tiempo, Brasil tiene problemas económicos graves que configuran unos momentos "difíciles". El país se encuentra en recesión, con dos trimestres seguidos de contracción económica, 1,6% y 1,4%, respectivamente. Sin embargo, las previsiones de crecimiento oficiales para fin de año siguen en el 1%.

La inversión extranjera directa en Brasil ha caído un 63,6% desde que Lula llegó al poder el pasado 1 de enero. España no es ajena a ese desarrollo negativo. Las empresas españolas apenas invirtieron 10 millones de dólares este año, frente a los 511 de 2002.

Las reformas del sistema fiscal y de la Seguridad Social están teniendo, por otra parte, un coste en términos de popularidad para Lula, que, sin embargo, ha ampliado su mayoría parlamentaria con diputados de la oposición.

Aznar reiterará, en esas circunstancias, su apoyo al líder brasileño, con la preocupación adicional de que las críticas a "la reconquista económica de América Latina por España" no se extiendan con riesgo de comprometer la posición del país en el subcontinente y en la Conferencia Iberoamericana, que se reúne en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) el 14 de noviembre.

Brasil ha sido un buen aliado en ese foro. Aznar y Lula mantienen, además, una sintonía personal que quedó en evidencia durante la visita del segundo a Madrid, el pasado 16 de julio. Aunque sus puntos de vista sobre el terrorismo internacional -que para el brasileño no es una prioridad como la lucha contra el hambre-, la guerra de Irak, la inmigración o las subvenciones a la agricultura no coinciden en absoluto, Lula hizo gala de pragmatismo. Dijo que, en tanto que presidente, no elige a sus amistades por la afinidad ideológica y limó cualquier aspereza.El viaje actual de Aznar es hijo de aquella visita. Ambos líderes acordaron formular planes bianuales para el desarrollo de las relaciones bilaterales y Aznar prometió que viajaría a Brasil antes de noviembre para aprobar el primero. Los dos gobiernos ultiman los detalles de ese programa.

Aznar se interesará, además, por la situación de las empresas españolas, que tras acumular una inversión de 25.000 millones de dólares suman problemas de tarifas y de contracción de beneficios derivados de la caída del real durante los meses que precedieron la elección de Lula.

En el ámbito regional, el principal asunto será el futuro de Mercosur y su acuerdo de asociación con la Unión Europea, que el Gobierno español apoya.

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