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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Mi vecina y Alí

El 15 de septiembre subí con mi amigo Alí a la casa de mi vecina la del tercero. La señora me había preguntado a ver si conocía a alguien que quisiera alquilar un cuarto y compartir con ella el piso. Así que, al poco, allí nos presentamos mi amigo argelino y yo. Como no sabía el nombre de mi vecina, los presenté como a las partes interesadas y no mencioné el de él.

Lo primero que preguntó Alí fue si podía empadronarse allí (si uno se empadrona ya tiene reconocido el derecho a la sanidad pública, la educación, el trabajo; en resumen, que se le reconozca como ciudadano de Vitoria-Gasteiz). Mi vecina, cuyo nombre aún no sé, se desilusionó y reconoció que prefería un estudiante a quien no tuviera que declarar como inquilino, ya que se ponía en peligro un futuro subsidio si se viese en la necesidad de solicitarlo en caso de quedarse en la calle; miedo que se explica por la precariedad laboral en la que se encuentra.

Después de enseñarnos el resto de la casa y de hablarnos de su ritmo de vida y alguna cosa más (mi vecina habla por los codos), Alí me hizo una señal para que nos fuéramos, mientras ella estaba distraída. Parecía que no se apañarían, únicamente por el tema de los papeles; aun así, mi vecina nos pidió dos días para pensárselo.

Pero cuando estábamos para salir por la puerta, con un pie en el descansillo de la escalera, mi vecina, no recuerdo muy bien por qué motivo, empezó a hablar de los árabes: "Este barrio se ha convertido en un gueto. Sólo hay moros por todas partes, están un montón en ese sitio donde van [la mezquita], a una amiga mía le quitaron el bolso y la cadena; yo llevo un spray en el bolso y si se me acerca uno... No tengo nada contra los chinos o los colombianos; en Salou tengo un apartamento y lo he alquilado a colombianos"... y etc.

Ahora se ha enterado de que Alí es "moro" también. Lo ha debido ver por el barrio entrando y saliendo a la mezquita. Pero lo peor de todo es que, en vez de avergonzarse, cuando nos cruzamos por la escalera, me da la sensación de que me culpa por haber subido a su casa con Alí.

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