El riesgo de tener cáncer de mama heredado está aumentando
Las mujeres con cualquiera de las dos mutaciones genéticas conocidas asociadas al cáncer de mama tienen una altísima probabilidad de desarrollar cáncer a lo largo de su vida (un 82% para una media de 80 años de vida) y esta probabilidad está aumentando, probablemente debido a factores ambientales, según el estudio más completo realizado hasta ahora sobre el cáncer de mama hereditario, cuyas mutaciones afectan a un 7% de la población blanca.
Con los datos de 1.000 mujeres judías estadounidenses, el estudio concluye que en las que nacieron antes de 1940 la probabilidad de desarrollar cáncer de mama antes de los 50 años es de un 24% mientras que en las que nacieron posteriormente a esa fecha la probabilidad ha aumentado a un 67%.
"Me ha sorprendido mucho cómo ha aumentado el riesgo en los últimos tiempos", señala Mary-Claire King, de la Universidad de Washington, que ha dirigido el estudio, publicado en la revista Science, y que descubrió una de las mutaciones. King relaciona este hecho, en parte, con el sedentarismo, ya que el estudio indica que mantenerse delgada y hacer ejercicio durante la adolescencia retrasa la fecha de aparición del cáncer. "Parte del tema es que como grupo somos más sedentarias y pesamos más que en el pasado, pero ésa no es toda la explicación", dice King. El estudio no tiene en cuenta la diferencia en la dieta entre las mujeres estudiadas. Se escogió a mujeres judías porque en ellas se conoce mejor que en otros grupos el porcentaje en que se dan estas mutaciones.
Sin antecedentes
"Quiero dejar claro que el riesgo de desarrollar cáncer de mama es muy alto si se tienen estas mutaciones, se haga lo que se haga, así que carece de sentido sentirse culpable", añade King. El estudio muestra también que se producen estos casos de cáncer de mama hereditarios en familias que apenas cuentan con casos registrados en el pasado, debido a que la mutación se puede heredar tanto del padre como de la madre.
Las mujeres en las que se detecten las mutaciones, BRCA1 y BRCA2, tienen la posibilidad de pasar exámenes médicos frecuentes y regulares, hacerse extirpar las mamas o también los ovarios, ya que éstos producen los estrógenos que aparentemente suministran alimento al cáncer de mama. El riesgo de cáncer de ovario a lo largo de la vida es también muy alto, de un 54% para el BRCA1 y del 23% para el BRCA2. El segundo paso es estudiar mujeres judías israelíes, para ver si la diferencia en el estilo de vida y el medio ambiente influye sobre el riesgo de que el cáncer se manifieste a lo largo de los años.
Un segundo estudio publicado en la misma revista da pistas sobre la función de la mutación en el gen BRCA1. Un gen normal repara el material genético dañado, mientras que el mutado impide que las proteínas cuya producción controla se anclen en el ADN dañado, lo que impide su reparación.
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