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Mariasun Landa gana el Nacional de Literatura Juvenil con una obra en euskera

Maribel Marín Yarza

Mariasun Landa (Rentería, 1959) nada contra corriente. Su literatura -catalogada como infantil y juvenil- trasciende lo fantástico, se aleja de fenómenos como Harry Potter y se asienta en la transmisión de valores, de una temática más existencialista, aunque siempre desde el humor. Y, sin embargo, cala. A Landa, la escritora de literatura en euskera más traducida a otros idiomas después de Bernardo Atxaga, le llueven los reconocimientos. El último, el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2003, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, le llegó ayer por Kokodriloa ohe azpian (El cocodrilo debajo de la cama).

La escritora, licenciada en Filosofía por la Universidad del País Vasco y, actualmente profesora de Literatura Didáctica en la Escuela Universitaria de Magisterio de San Sebastián, sabía que el premio estaba a su alcance. El año pasado quedó finalista del premio y en esta edición concurría con una obra muy meditada "sobre la soledad y la depresión". Pero, con todo, su satisfacción era ayer evidente. Primero, por recibir este reconocimiento, dotado con 15.025,30 euros, pero, sobre todo, por convertirse en la primera escritora en euskera que logra este galardón en el apartado de literatura infantil y juvenil.

¿Cuál es la clave de su éxito? "Para empezar, esa palabra no me gusta, prefiero hablar de reconocimiento. Pero son veinte años de trabajo, de machaconería y tenacidad", dice. Mariasun Landa comenzó a escribir cuando hacer literatura en euskera era una osadía y tenía mucho de militancia. No tenían material didáctico para enseñar a los niños en las ikastolas y por ahí empezó, en su apuesta por poner su granito de arena en la recuperación del idioma. "No era el camino más fácil para el éxito", recuerda. Ahora, con el Nacional en la mano, mira satisfecha cómo ha cambiado la realidad, y espera que galardones como éste contribuyan a colocar la narrativa vasca en el lugar que se merece, alejada de fantasmas políticos. "Las lenguas son un bien cultural por encima de cualquier sigla".

Literatura para todos

Landa no se siente autora de literatura infantil y juvenil. Se siente escritora y punto. Quizá por eso sus obras -"que no van con la moda, que tienen una problemática más existencialista"- alcanzan a lectores de todas las edades. Con Kokodriloa ohe azpian, la historia de un hombre solitario y depresivo que empieza a ver un cocodrilo bajo su cama, se sienten identificados los jóvenes, por el humor, y los adultos, por la temática, afirma. Los índices de lectura hablan de la pérdida de las nuevas generaciones de lectores y Landa apunta: "Me gustaría que leyesen porque me parece que se pierden algo importante. (...) Pero quizá recibirán de otras formas lo que a mí me ha dado la literatura".

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