Mas presume de modelo catalán
La Cámara de Comercio Americana pide a Clinton apoyo para el Fòrum 2004
El anfitrión no sólo logró la foto. La cosa arrancó aún mejor. "Admiro el desarrollo de Cataluña, la preservación de la lengua, la historia y la cultura de un pueblo en un estado moderno en Europa". William J. Clinton se metió al auditorio en el bolsillo.
No era la primera vez que el ex presidente de la primera potencia del mundo y reconocido mago de la comunicación regalaba los oídos de los catalanes. Hace dos años, había sentenciado: "El futuro será talibán o será catalán". Y esta imagen, que refleja el clima de convivencia y de tolerancia que se vive en Cataluña, tiene demasiada fuerza como para archivarla en la hemeroteca a 27 días de las disputadísimas elecciones catalanas.
Así que Artur Mas, conseller en cap y candidato de Convergencia i Unió (CiU) a la presidencia de la Generalitat, la rescató como una metáfora idónea para lanzar desde el Auditori un mensaje con fuerte carga de nacionalismo identitario, a pesar de que el acto iba de explicar la experiencia catalana a la hora de implantar la sociedad de la información: "Cataluña es uno de los buenos modelos que seguir y nuestra fuerza no viene de ser una nación fuerte, ya que no lo somos, sino de mantener nuestra identidad, que no se basa en una etnia, sino en la cultura y la lengua". Lo dijo en un inglés muy correcto, y tan henchido de orgullo que tropezó en el humano lapsus de dirigirse a Clinton como "presidente", lo que arrancó una enorme sonrisa del ex líder demócrata.
La proclama concluyó una mañana de interesantes exposiciones sobre cómo se ha dirigido la revolución tecnológica y su impacto en la sociedad en los tigres del sudeste asiático (a cargo del ex director general del Foro Económico Mundial Claude Smadja), Finlandia (por el ex ministro Jouni Backman), EE UU y Cataluña, con su portal educativo edu.365 y su proyecto social Omnia, que sirvieron de hilo a un Mas que, entre tales referentes, no aireó liderazgos catalanes que el propio sector de las nuevas tecnologías considera un "espejismo", sino sólo una legítima "voluntad de liderazgo de Cataluña". Aun así, su discurso, que tuvo que acortar porque Clinton no podía esperar, fue calificado de "triunfalista" por miembros del Consorcio Localret y de "discordante con el insuficiente esfuerzo por lograr un uso masivo de las nuevas tecnologías en la sociedad" por un empresario destacado del sector. Unos se preguntaban cuál era el modelo catalán. Y otros aplaudían.
Fue un acto organizado por la Cámara de Comercio Americana en España y por la Generalitat. La primera admitió un intento de contrarrestar el reduccionismo de la amistad entre los conservadores George W. Bush y José María Aznar en que se ha quedado la relación bilateral entre EE UU y España. Además, su presidente, Jaime Malet, llevó la voz cantante cuando, ante un pequeño grupo de significativos empresarios autóctonos, pidió a Clinton un capote para el Fòrum 2004, sobre el que el expresidente mostró interés, según los asistentes. La segunda logró un encaje de manos de peso a un paso de la contienda electoral.
Pero para la oposición, y también para algunos de los empresarios que acudieron al Auditori -"extraodinario" era el epíteto más oído al referirse al discurso de Clinton-, el acto merecía llevar colgado el cartel de "electoralista". Fuentes de la Secretaría para la Sociedad de la Información se apresuraron a confesar un ligero disgusto por la proximidad de este foro con los comicios autonómicos, "porque todo se relacionará con un mero show electoral, cuando el foro estaba previsto para la primera semana de septiembre y la Cámara de Comercio Americana, que trae a Clinton, dijo que la cosa se retrasaba".
Sin embargo, a tenor de algún comentario en el gallinero de la sala entre el séquito de Mas, el rédito político de la foto con Clinton parecía bien calculado. "Sí, sí. Clinton se va corriendo esta tarde a ver a Iceta", bromeaba un portavoz, en alusión a los intentos de los socialistas de tener su propia foto. Por cierto, la cita no le dio ninguna envidia a al candidato del PP Josep Piqué. "A un ex ministro de Exteriores no le impresionan" estas cosas.
La Generalitat no quiso desvelar la factura que cobró -¡no salió de las arcas públicas! repitió- el ilustre invitado, que se hizo traer Diet Coke de EE UU porque la Coca-cola Light de aquí no le convence. Sí se deleitó con la crema catalana que coroló como postre la frugal ensalada de langostinos y el entrecot a la sal. Su caché habitual es de 162.000 euros.
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