Artistas y sociólogos reflexionan sobre la inmigración en Madrid
Una doble exposición -en La Casa Encendida y en La Casa de América de Madrid- muestra desde ayer el resultado del trabajo de un grupo de artistas, sociólogos y antropólogos sobre la incidencia en Madrid de las nuevas comunidades de inmigrantes. Un proyecto multidisciplinar titulado Nuevas cartografías de Madrid, que reúne hasta el próximo 5 de enero las obras de los artistas y colectivos El Perro, Mercedes Prado, Valeriano López, La Fiambrera, Javier Longobardo, Matías Costa, Rafael Trobat, Chus Gutiérrez, Carmela García, Martín Sastre, Marina Núñez, Clemente Bernard y Sara Rosenberg.
"Queremos que se mire de diferentes maneras lo que está ocurriendo a nuestro alrededor", señaló ayer José Guirao, director de La Casa Encendida. "Hemos intentado evitar el peligro de las estadísticas, aunque era necesario contar con ellas, pero abriendo otro territorio, el del lenguaje simbólico, el de las emociones. La integración en una ciudad no es sólo de orden social y laboral".
Así, El Perro presenta una instalación en la que un ataúd (real) muestra la comercialización del desarraigo. El ataúd, con símbolos de Cuba e imágenes de sus playas, se vende en Miami con el eslogan: "Separados de su patria querida, ahora los cubanos nativos pueden tener parte de su isla como su lugar de descanso eterno".
El colectivo La Fiambrera juega con un futbolín de guardias civiles contra magrebíes y con un videojuego que centra su acción en Lavapiés. Chus Gutiérrez propone en El viaje inmóvil un impactante recorrido circular por las voces de los ecuatorianos de Madrid. María Núñez muestra "el catálogo de prejuicios con los que miramos al inmigrante" en la aterradora El hombre invisible, y Rafael Trobat, Clemente Bernad y Carmela García se acercan con sus fotografías a los colombianos, senegaleses y dominicanos de Madrid. Javier Longobardo convierte la comunidad polaca en protagonista de unos anuncios fashion inspirados en los años cincuenta; Valeriano López presenta Slave proyect (dedicado a Nigeria) y basado en la observación "no etnográfica, sino pornográfica", y Matías Costa se acerca, en primerísimos planos, a la emergente comunidad de Bangladesh.
Babelia
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