Sanidad alerta del elevado índice de automedicación
La Encuesta Nacional de Salud de 2001 indica un importante desequilibrio entre las personas que acudieron al médico en las dos semanas previas a que se las entrevistara (un 24,3%) y las que consumieron algún tipo de medicamento (el 52%). Aun descontando a los enfermos crónicos, ello revelaría que hay un gran número de personas que se automedican, una actividad que las autoridades consideran "de riesgo".
De acuerdo con el informe, los fármacos más utilizados fueron los que se dedican a bajar la fiebre y combatir el dolor, que los consumió el 31% de la población adulta encuestada. De ellos, la tercera parte no habían sido recetados por ningún médico.
El 51,9% de los medicamentos o productos para adelgazar se consumen sin que el facultativo los haya recetado. Les siguen los dedicados a combatir el catarro (el 38,1%), los analgésicos y antipiréticos (el 37,7%) y los laxantes (el 33,3%). Estos porcentajes son normales, ya que muchos de estos productos no requieren de receta médica.
Muchos antibióticos
La automedicación es más peligrosa en otras familias de fármacos, como los antibióticos. Casi el 10% de las sustancias para combatir infecciones consumidas lo fueron sin la supervisión de un médico. Con ello se corre el riesgo de que aumenten las resistencias de los microorganismos.
Otros medicamentos donde el consumo sin receta supera el 5% son los laxantes (el 33,3%), los reconstituyentes (el 24,9%), tranquilizantes, relajantes y pastillas para dormir (el 7,3%), medicamentos para la diarrea (el 17,1%), antidepresivos, píldoras anticonceptivas y productos contra el colesterol.
Los porcentajes bajan ligeramente cuando se refieren a especialidades infantiles. Por ejemplo, sólo el 1,9% de los antibióticos para niños se dispensaron sin receta. Las que más se vendieron sin prescripción previa fueron las medicinas para el dolor o para bajar la fiebre (el 22,1% de los casos), seguidos de los laxantes (el 16,9%) y reconstituyentes como vitaminas, minerales y tónicos (un 16,3%).
Respecto a las vacunas infantiles, dos terceras partes de los padres afirmaron que sabían que las de la difteria, tétanos, tosferina, hepatitis B, sarampión, paperas, rubeola y polio estaban "recomendadas por las autoridades". La encuesta no dice si sus hijos las habían recibido.
En cambio, la tasa de vacunación contra la gripe en adultos sigue siendo baja, según la ministra de Sanidad, Ana Pastor. En 2001 sólo se inmunizó el 56% de los mayores de 65 años. La cifra es un 9% superior a la de 1993, pero aún insuficiente, indicó Pastor.
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