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Entrevista:MARK COSTELLO | Novelista

"Escribo fumando, con mucho café y el teclado lleno de ceniza"

Mark Costello (Winchester, Massachusetts, 1962), autor

de la novela El gran si... (Seix Barral) es que antes de ser escritor era fiscal federal en Estados Unidos. Cambió de oficio para contar, con un humor oscuro, una ambición grande y una pluma envidiable, las ansiedades y chapuzas burocráticas de los servicios secretos de su país tras sufrirlos a fondo durante su etapa jurídica. Los padeció tanto que su primera novela (Bag men) la tuvo que publicar con seudónimo (John Flood), quizá para mantener su trabajo. Ahora que sólo escribe, Costello viajó a Madrid la semana pasada con su padre, DeLillo. Y en 20 minutos de entrevista hizo una docena de bromas y se fumó cinco pitillos.

Pregunta. Así que fuma. ¿Y cómo se lo hace en su país?

Respuesta. ¡Fumo en la calle! Y cuando escribo. No puedo escribir sin tabaco y café, y es una ruina porque el teclado se llena de ceniza y me paso más tiempo soplando que escribiendo. Lo dejé un año, volví, y me siento culpable. Por mis hijos, sobre todo por la pequeña, que tiene seis años. Pero en fin, ya se sabe, la escritura está llena de automatismos. Casi todo lo que tiene que ver con la escritura es falso: los automatismos, los nombres...

P. Aunque usted dejó realmente de ser fiscal para escribir.

R. Escribí dos libros siendo abogado, pero era imposible. De día trabajaba para el Gobierno y de noche escribía. Luego me pasó esa cosa llamada niños y ya no tenía noches. Así que tuve que elegir: el trabajo o los niños.

P. Y por fin pudo firmar con su nombre real.

R. Hice un primer libro que sí firmé con mi nombre porque no era sobre mi trabajo, era un ensayo social (sobre raperos). Pero cuando escribí sobre el Gobierno utilicé seudónimo. No quería que la gente creyera que soy un exhibicionista.

P. Y se puso a hacer la radiografía de la burocracia y las obsesiones del cuerpo de seguridad del vicepresidente del país.

R. ¡Es que todo es burocracia en los servicios secretos! Si hicieran el amor sería amor burocrático. Es su naturaleza. Lo fascinante de los guardaespaldas es que hacen una tarea increíble, son como Cristo en la cruz, doy mi vida por ti, todo ese rollo... Pero luego la manera en que hablan es burocracia pura. Por eso fallaron el 11-S. Estaban metidos en el puño de la burocracia y no podían ver el mundo.

P. La novela refleja una cosa muy seria: la obsesión por la seguridad y el asesinato en su país.

R. El gran libro americano sobre la obsesión por la seguridad es Libra, de DeLillo. Eso me asustó: es una obra maestra, una especie de piedra que me amenazaba. Fue un gran problema, pero no tuve más remedio que escribir mi propio libro.

P. Dicen que DeLillo es su padre literario. ¿Cree que hay una línea familiar que va más atrás?

R. Él es el más grande, no hay duda de eso. Pero ahora somos varios intentando contar cómo se volvió majara la cultura americana. Al mismo tiempo, en la crítica, la caricatura y el exceso, los libros de gente como DeLillo, Franzen o yo son también una encarnación del espíritu americano. Vale todo. Puedes hacer lo que quieras: romper el lenguaje, la estructura... ¡Puedo matarte, soy un vaquero, pum, pum! Si fuéramos sólo negativos, no sería bonito. Somos como un espejo, y reflejamos también las cosas positivas.

P. Con humor, una de las grandes conquistas humanas.

R. Don DeLillo puede resumir el humor, el pathos del mundo en una sola frase. Su precisión es asombrosa. Para mí el humor es muy importante también. Yo no sólo busco una voz literaria, porque una voz literaria correcta nunca refleja a la sociedad entera. El humor es una forma de matar lo literario y de dar la palabra a todo el mundo: los polis, los agentes inmobiliarios, los delincuentes que usan argot, las amas de casa, lo chusco... El humor sirve para explicar que nadie logra lo que quiere.

P. Así que sólo nos queda reírnos.

R. Reírnos, follar, fumar y morir. ¡Eso es lo que hay!

Mark Costello, fotografiado en Madrid.
Mark Costello, fotografiado en Madrid.BERNARDO PÉREZ

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