Nuevos blancos de albariño

Quien prueba, repite", afirman con orgullo los viticultores de Cambados, el corazón sentido del albariño, nuestro mejor y más prestigioso varietal blanco. Estos inmensos vinos de Galicia están imponiendo su prodigiosa frutosidad, el encanto de sus elegantes y aromáticos varietales, la frescura y el equilibrio de su estructura. Menos conocido y más trascendente es que, desde hace unos años, el viejo sueño de escritores gastrónomos, de viajeros con brújula enológica, de contadores de experiencias báquicas ancestrales se ha convertido en una espléndida realidad: se selecciona la uva, se reduce la producción pese a la demanda de uva, se busca la expresión de cada territorio, y los vinos de Rías Baixas -cuyo mayor peligro estriba en la desmesura y el empalago, como si la bendición climática, la maravilla de sus mil y una colinas, llevara aparejado una suerte de castigo- se estilizan y ganan elegancia al tiempo que una mejor evolución en la botella.

Son los nuevos blancos de albariño, liberados de los aromas simplones a manzana, el gusto goloso y la persistencia en boca agobiante. Son fruto del esfuerzo y la dedicación de una raza de viticultores que asumen el riesgo, como estos seis dignos representantes de la mejor enología gallega, a los que habría que añadir, si el especio lo permitiera, otros como Fillaboa, Pazo de Señorans, San Mauro, Morgadío, Agro Bazán, Valmiñor, Barrantes y un etcétera cada año más largo, aunque todavía sean una minoría entre las 165 bodegas que ampara la denominación de origen.