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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Alerta ante el sida

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho un llamamiento desesperado a la comunidad internacional para que contribuya a combatir la pandemia del sida, que considera una emergencia sanitaria mundial. Los organismos de la ONU se han propuesto tratar con fármacos antirretrovirales a tres millones de enfermos hasta 2005 y para ello necesitan reacaudar 5.000 millones de dólares anuales. Se trata de un objetivo modesto si se tiene en cuenta que la propia OMS estima que son seis millones los enfermos de sida que necesitan tratamiento urgente y que para poder atenderlos serían precisos 10.000 millones anuales. Pero, pese a estar lejos de cubrir las necesidades más perentorias, no va a ser fácil alcanzar esa cifra si se tiene en cuenta que representa el doble de lo que, con enorme esfuerzo, logró reunir en 2002 el Fondo Global contra el Sida, y que con todos los programas ahora en curso apenas se lograría tratar a un millón de enfermos de aquí a 2005.

El nuevo director general de la OMS, Jong-wook Lee, advirtió la semana pasada que si la comunidad internacional no reacciona con urgencia presenciará la muerte de miles y miles de personas cada día y la ruina de países enteros. De hecho, ya en estos momentos la pandemia se cobra 8.000 vidas diarias, y si no llegan pronto los tratamientos antirretrovirales, la inmensa mayoría de los 42 millones de infectados que hay en el mundo pasarán a engrosar esta macabra estadística, entre la impotencia de las víctimas y la indiferencia de los demás. Esas muertes, no sólo llevarán desolación a las familias, sino que harán retroceder las economías de los países más afectados, que son además los menos desarrollados, hacia una espiral de pobreza sin precedentes, como recientemente advirtió un informe del Banco Mundial.

El sida se ha situado en el centro mismo del debate sobre las desigualdades en el mundo. Y la OMS ya ha advertido que será preciso un esfuerzo económico creciente y sostenido si realmente se quieren poner diques al desastre. A la larga, sin embargo, la lucha contra el sida no puede recaer únicamente sobre el tratamiento de las personas ya infectadas. Hay que insistir sobre todo en la prevención, en el diseño de planes que eviten futuros contagios. Conviene no olvidar que si la pandemia ha alcanzado las ingentes proporciones que ahora tiene, es porque se ha tardado demasiado tiempo en reaccionar. Y cuanto más tarde la comunidad internacional en seguir las recomendaciones de la OMS, más vidas y más dinero le costará en el futuro.

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