Los acreedores piden que el FMI y la banca extranjera se impliquen
El plan es calificacado de "escandaloso" por los tenedores de deuda
Las primeras reacciones de los tenedores de bonos argentinos al plan de reestructuración de la deuda externa presentado en Dubai por el ministro de Economía, Roberto Lavagna, no se hicieron esperar. Mauro Sandri, abogado de un grupo de acreedores privados italianos, calificó de "escandalosa" la propuesta de Argentina y reclamó que, para salir de la suspensión de pagos, cada uno tiene que asumir su responsabilidad, "no sólo Argentina, sino también el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la banca internacional".
El representante italiano acusó a estos últimos de actuar con "una gran especulación" al colocar títulos públicos argentinos entre inversionistas de diversos países. Sandri criticó el hecho de que Argentina y el FMI hayan llegado a un acuerdo de refinanciación de la deuda con los organismos financieros internacionales sin contemplar la situación de los acreedores privados que, según dijo, quedan "en una disparidad absoluta", ya que "los privilegiados ahora son los responsables de la suspensión de pagos".
Por su parte, un grupo de inversores alemanes difundió un comunicado firmado por la Sociedad Primera de Tenedores de Bonos de Alemania en el que sostiene que la propuesta de una rebaja de valor del 75% del valor de la deuda argentina no es realista y que necesita más discusión. La Bolsa de Buenos Aires y la cotización del dólar no experimentaron ningún sobresalto, aunque en los mercados se dejaron sentir las quejas por la falta de definición de plazos de los nuevos bonos argentinos.
Según los datos del Ministerio de Economía, el 38% de la deuda elegible para la reestructuración está en manos de tenedores argentinos. Buena parte de la domiciliada en el exterior puede ser de residentes argentinos. El 20% corresponde a los fondos de pensiones, lo que añade complejidad a la situación al diseminar el monto del endeudamiento en amplias capas de la sociedad. Los minoristas tienen el 43,5%.
Desconcierto mundial
El desconcierto que se vivió en Dubai no es menor en Buenos Aires y en otras partes del mundo, donde hay tenedores de deuda argentina, ya que ésta incluye a 152 familias de bonos en 14 monedas y 8 jurisdicciones.
Dos horas después de que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, expusiera en Dubai la propuesta argentina para reestructurar 100.000 millones de dólares de la deuda externa, en Buenos Aires el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, explicaba el proyecto a los líderes de los grupos parlamentarios. Poco antes, el presidente Néstor Kirchner había emprendido vuelo hacia Nueva York, donde asistirá a la 59ª Asamblea General de Naciones Unidas. Según los observadores, la presencia del mandatario argentino, que intervendrá ante el foro el jueves próximo, quedará opacada por la de su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula, que hoy pronunciará un discurso en la sesión inaugural que ha despertado gran expectación.
Mientras se dispone a encarar una larga y difícil negociación en el frente externo, el Gobierno argentino parece decidido a no perder tiempo para cumplir el acuerdo firmado con el FMI y ratificado por el directorio del organismo en la cumbre de Dubai. El ministro de Planificación, Julio de Vido, acudirá hoy al Congreso con el propósito de acelerar la aprobación por la Cámara de Diputados de la ley que prorrogará la facultad del Ejecutivo para renegociar las tarifas y los contratos de los servicios públicos hasta diciembre de 2004. Sin esta ley, el Gobierno no tendrá las manos libres para decidir sobre la espinosa cuestión de las tarifas, y que ha sido una de las principales reclamaciones del FMI.
Después de sellar un acuerdo, que a pesar de su escasa concreción, a Argentina le corresponde cumplir los compromisos más específicos. El último informe de la Fundación Capital advierte de las dificultades que tendrá Argentina para pagar la deuda externa a los acreedores privados si no aumenta el superávit fiscal, que el acuerdo alcanzado con el FMI calcula en un 2,5% para este año y del 3% para 2004. Al tener cerrado el crédito en el mercado de capitales, la Fundación Capital señala que Argentina necesita al FMI como prestamista de última instancia.
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