El espionaje de EE UU anticipó la resistencia en Irak
Críticas a Bush por solicitar fondos al Congreso
El Congreso estadounidense no será capaz de negar a la Casa Blanca los 87.000 millones de dólares que el presidente George W. Bush pidió el pasado domingo por la noche para seguir pagando las facturas del despliegue y de la reconstrucción de Irak, pero, en palabras del senador Edward Kennedy, "antes de dar un cheque en blanco, necesitamos saber qué planes hay".
Paul Wolfowitz, número dos del Pentágono, tuvo que escuchar ayer duras palabras de senadores de ambos partidos y actuó a la defensiva, como el conjunto de la Administración, que se enfrenta a otro dato que respalda la impresión de casi nulo planeamiento: diversas agencias de información ya habían anticipado que habría atentados y lucha armada en la posguerra.
La suma de dinero solicitada por el presidente, más lo que ya se está gastando, encendió los ánimos de los senadores del Comité de las Fuerzas Armadas. "Es una amarga píldora la que deben tragarse los estadounidenses", dijo el demócrata Carl Levin, que se dirigió a Wolfowitz de esta forma: "Usted dijo al Congreso en marzo que estábamos hablando de un país que podía financiar su reconstrucción relativamente pronto. ¡Caray con las previsiones optimistas!".
En el capítulo de ausencia de previsiones, en la sesión pesó la información de ayer de The Washington Post, según la cual las complicaciones que los soldados estadounidenses están encontrando en Irak y que les han costado más vidas que las bajas que hubo en la guerra estaban advertidas de antemano por los servicios de información, que señalaron al Gobierno que habría una oposición armada significativa. "Los informes hablaban de las posibilidades que había de que ocurrieran cosas desagradables en ese sentido. Los informes se escribieron, pero no sé si se leyeron", según una fuente oficial que mantiene el anonimato al Post.
El senador republicano John McCain aprovechó la oportunidad para reprochárselo a Wolfowitz: "Claramente se subestimó el tipo de desafío que encontraríamos, tanto en la resistencia a las tropas de EE UU como por lo que respecta al estado de las infraestructuras en Irak. No se valoró antes de entrar allí".
Wolfowitz se defendió como pudo: "Nadie intentó predecir el futuro, nadie dijo otra cosa diferente a que sería muy duro, que podía ser muy largo y que las implicaciones podían ser muy caras". El mensaje que el número dos del Pentágono llevaba -y que se impondrá en el momento de la votación del dinero pedido- es el siguiente: "Los costes son grandes, pero es una batalla que podemos ganar y que vamos a ganar, porque la victoria en esta batalla será importante en la guerra contra el terrorismo y una derrota fundamental para las redes terroristas globales". En el segundo aniversario de los atentados de Nueva York y Washington, Wolfowitz aprovechó para decir: "Por mucho que estos costes sean grandes, siempre serán menores que el precio económico de los atentados del 11 de septiembre, para no hablar de la terrible pérdida de vidas humanas".
En un encuentro con periodistas en Washington, Condoleezza Rice, asesora de seguridad nacional de Bush, mantuvo la explicación de que los problemas que hay no se deben tanto a la falta de previsión como a haber subestimado los estragos humanos y materiales hechos por treinta años de dictadura de Sadam Husein. "La misión era muy difícil, pero hicimos lo que teníamos que hacer y Sadam ya no está en el poder y sus hijos ya no están aterrorizando a la población; Irak ya no es una dictadura y el mundo es más seguro", dijo Rice, que fue preguntada por las armas de destrucción masiva. "No había grandes desacuerdos entre la ONU, los aliados y EE UU, en el sentido de que Sadam las tuvo y las utilizó, y trató de desarrollar programas de armas de destrucción masiva". Condoleezza Rice confió en el trabajo que la CIA está haciendo en Irak con "documentos, entrevistas con científicos y pruebas" para saber algo más del asunto.
Pero el antiguo jefe de Inspecciones de la ONU, Hans Blix, propinó ayer otro nuevo golpe a estas tesis, al declarar a la CNN que la declaración de diciembre de 2002 de Sadam Husein en el sentido de que Irak no tenía armas probablemente era cierta. Según Blix, "después del tiempo transcurrido, me inclino a pensar que la afirmación de que habían destruido todas las armas químicas y biológicas que habían tenido en el verano de 1991 puede muy bien ser verdadera". [La ministra española de Exteriores, Ana Palacio, afirmó ayer que la la semana próxima puede haber un acuerdo en la ONU sobre Irak, informa Efe.]
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