Un libro revisa los pensamientos del antropólogo Fernando Ortiz
La comunidad cubana en el exilio considera que Cuba es hoy una nación desorientada, y para promover la discusión publica libros sobre lo que consideran el mejor ensayismo cubano. Por eso ahora Colibrí edita en España el ensayo Fernando Ortiz: contrapunteo y transculturación, de Enrico Mario Santí (Santiago de Cuba, 1950), catedrático de Estudios Hispánicos en la Universidad de Kentucky. "Ortiz (1881-1969) fue el gran sabio de la nacionalidad cubana. Vivió desde la independencia de Cuba hasta el castrismo y fue, entre otras cosas, historiador, sociólogo, abogado, criminólogo, musicólogo..., pero sobre todo es muy conocido por sus contribuciones sobre el sustrato africano a la cultura cubana", asegura el autor de la obra.
Martí preparó una edición crítica del libro de Ortiz Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar para la editorial Cátedra y recopiló tanta información que decidió escribir un estudio de la obra con un apéndice de la correspondencia de éste con Bronislaw Malinowski, "el más importante antropólogo de principios del siglo XX", según Martí. "Ortiz es el precursor del manido término de transculturación", afirma el catedrático. "Para él el concepto significaba la mutua influencia de las culturas que forman otras culturas. Por ejemplo, la cultura criolla en Cuba de la africana y la española", explica. "La antropología estadounidense hablaba de aculturación, pero él pensó que no podía traducirse al español el término porque el prefijo a significa ausencia de. Fue él quien hizo la reforma lingüística, cambiando aculturación por transculturación", prosigue el escritor.
Pérdida de la identidad
En la obra cumbre de Ortiz, Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, que estudia la manera en la que ambos contribuyeron a la construcción de la realidad cubana, "el tabaco era una metáfora de la población negra de Cuba, y el azúcar, de la blanca", diferencia Martí. "Pero este contrapunteo [diálogo en Cuba] está despidiéndose, perdiendo importancia. Más de la mitad de las centrales azucareras se han cerrado y se está persiguiendo el fume de tabaco para exportarlo todo. Se está perdiendo la identidad nacional de la que él hablaba", explica. Con ellos, piensa Martí, no desaparece sólo una fuerza de producción, sino una organización social y un modo de vida. Y se pregunta: "¿Cuál va a ser nuestra identidad?". "Están desapareciendo dos mercancías, pero se establece un diálogo entre la diáspora cubana y la comunidad interna", se responde. "La amistad entre Cuba, Estados Unidos y España complica los esquemas", añade Martí, que se exilió en 1962 y que ha visitado su país en dos ocasiones. "Hay dos cosas que sostienen a Cuba: el turismo y el envío de dinero de familiares en el extranjero. La globalización mantiene a Cuba. Por eso es necesario, como dijo el Papa, que Cuba se abra al mundo".
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