Chirac promete reparar los fallos que han disparado las muertes por la ola de calor
El Gobierno francés se niega a aceptar la responsabilidad por el caos en el sistema sanitario
El Ejecutivo francés, reunido ayer en el Consejo de Ministros, no aceptó asumir ninguna responsabilidad política ante el desastre sanitario que ha revelado una canícula que, en tres semanas, ha provocado entre 8.000 y 12.000 muertos más de los que se dieron el año anterior los mismos días. "Consideramos que, a partir del momento en que se nos trasmitió la alerta, el Gobierno adoptó de inmediato las medidas necesarias", dijo su portavoz, Jean François Coppé. El presidente, Jacques Chirac, rompió ayer su silencio para asegurar que "se hará todo lo posible" para corregir las deficiencias.
El ministro de Sanidad, Jean François Mattei, no quiso hablar de su eventual dimisión, reclamada por diversos partidos y organizaciones profesionales, y se limitó a manifestarse "trastornado ante un drama humano" y a afirmar que "habrá que sacar conclusiones para mejorar en el futuro la protección sanitaria de los más frágiles: enfermos, ancianos y minusválidos".
El presidente Jacques Chirac rompió por fin un silencio, que la prensa francesa ha calificado de "estruendoso", para asegurar en una intervención televisada que "se hará todo lo necesario para remediar las insuficiencias que hemos constatado en nuestra organización sanitaria".
El socialista François Hollande ironizó al respecto: "El presidente ha descubierto los efectos de la política del Gobierno que él nombró hace 15 meses" y que "ha reducido el número de camas en los hospitales", "ha puesto en cuestión el plan geriátrico del Gobierno anterior" y "ha debilitado la protección de ancianos y enfermos al reducir en un 40% los fondos destinados a la ayuda personalizada y a domicilio".
El presidente Jacques Chirac, visiblemente incómodo ante una estadística de mortalidad que no cesa de aumentar, quiso retomar la iniciativa política delegando en una comisión independiente el estudio de las circunstancias de la catástrofe. Si de sus conclusiones se deduce que conviene dimitir al hoy más que carbonizado Mattei, ese gesto será fruto de una iniciativa del propio Ejecutivo y no de las presiones de una comisión parlamentaria que reclaman con insistencia Hollande y los comunistas.
En su breve alocución, Chirac reclamó que "los servicios de socorro y urgencias reciban los medios adecuados para afrontar circunstancias excepcionales". Mattei ha congelado este año, dentro de la estrategia gubernamental de reducir el déficit público, 180 millones destinados a hogares para jubilados, ésos en los que, según confesión del secretario de Estado para los ancianos, Hubert Falco, "han muerto el 50% de las personas víctimas de la canícula".
Cientos de millones
Patrick Pelloux, presidente de la asociación de los médicos de urgencias y el primero que dio la voz de alarma en Francia sobre el crecimiento de la mortandad durante la ola de calor que se abatió sobre el país en las primeras semanas de agosto, celebró que "por primera vez en nuestra historia un jefe de Estado reconozca nuestro trabajo", pero le recordó que sus buenas intenciones verbales "necesitaban cientos de millones para materializarse en algo útil".
Un 51% de los franceses considera que el Gobierno es responsable, aunque sólo sea por haber reaccionado con tardanza, ante la dimensión del desastre. Para Marie-George Buffet, dirigente comunista, el actual Ejecutivo es "un Gobierno peligroso, que manifiesta buenos sentimientos ante las cámaras pero no cesa de tomar medidas contra los más pobres. Hoy, en materia de salud pública, las sucesivas políticas liberales se pagan en vidas humanas".
El presidente Chirac insistió en aspectos de la crisis que pueden relacionarse con su preocupación por la "fractura social", subrayando que "son numerosas las personas que han muerto solas en su casa" -un 20% según datos facilitados por los bomberos-, "y esos dramas han hecho salir a la luz pública de nuevo la soledad de muchos de nuestros conciudadanos". El presidente francés afirmó que hay que restablecer "el vínculo de la solidaridad familiar, el respeto hacia las personas ancianas y las relaciones de vecindario" y, agregó, para lograr este objetivo, "cada uno desde su puesto, individual y colectivamente", debe luchar por ello.
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