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Calendario / 3 de agosto de 1974 | HUMOR
Columna
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El príncipe principiante

Según la autoridad competente, ayer un guardia civil disparó al aire. La bala alcanzó una altura indeterminada hasta que, por efecto de la resistencia del aire y la ley de gravedad, detuvo su trayectoria, comenzó a caer y fue a golpear contra un señor, que resultó muerto. ¡Y dirá Agatha Christie que matar es fácil! Todo eso sucedió en Carmona (Sevilla), tras una manifestación en la que los vecinos reclamaban agua. Desde la ejecución de Puig Antich en garrote vil, a los españoles nos miran mal. Se creen que somos un país poco civilizado, que mata toros y opositores sin cuento. Qué exageración. Los toros tienen alguna oportunidad.

Además, don Juan Carlos tenía que demostrar algún mérito también. No todo va a ser llegar y reinar en un país facilito. Lleva tres días el Príncipe de jefe de Estado interino y cuentan que ha telefoneado a su padre, don Juan, a Estoril. Cualquiera en su lugar hubiera hecho lo mismo. O más: telefonear al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

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-Papá, tengo una buena noticia y otra mala. La buena es que soy jefe de Estado. La mala es que puedo dejar de serlo en cualquier momento, y por cualquier método.

En los últimos días de julio, y a la vista del estado del generalísimo, Vicente Gil y el presidente Carlos Arias resolvieron poner en marcha el mecanismo sucesorio, y el marqués de Villaverde ha montado en cólera, porque todavía albergaba esperanzas de que su yerno Alfonso le ganara por la mano la sucesión a don Juan Carlos. En los pasillos del hospital se gritaban Gil y Villaverde cosas de estadistas: "¡Mas fastidiao el plan!". Y mientras, el mundo entero pendiente del precio del petróleo y del conflicto árabe-israelí. ¡Serán simples estos extranjeros!

El marqués de Villaverde y Carmen Polo tenían un plan perfecto para convertirse en realeza: al casar a la nieta del generalísimo con Alfonso de Borbón, el yerno de Franco colocaba a su yerno de rey. El plan era perfecto, pero Franco era incapaz de seguir el culebrón y se perdía con tanto yerno. La conspiración le parecía un acertijo de esos: el padre de mi sobrino que no es mi primo, ¿quién es?

Ya cuando la boda, en 1972, a Franco le costaba prestar atención, aunque después saliera al balcón en la plaza de Oriente a decir con voz de tembleque: "Españoles todos: estoy como un toro". En cuanto acababa la frase le bajaban del taburete y le ponían otra vez delante de la tele, que es justamente lo que le ha causado la flebitis. Eso dice Vicente Gil. La tele. Se ve que Franco se ha tragado todos los partidos del Mundial, y de tanto quedarse quieto casi se queda pajarito y hubo que ingresarle en el hospital Francisco Franco, valga la redundancia. A Gil le han despedido.

La Revolución de los Claveles de Portugal ha desatado los nervios. ¡Soldados abrazándose a la población con claveles en el fusil! Hay sospechas sobre un plan para declarar incapaz al generalísimo. ¡Qué va a ser incapaz! El médico nuevo ha trazado un plan fenomenal, que consiste en ponerle marchas militares para que se anime. Todas las tardes, a la misma hora en que Gaby, Fofó y Miliki animan a los niños a dar palmitas con La gallina Turuleta, Franco marcha por su cuarto con música militar, valga la yuxtaposición.

Tres semanas de terapia y en septiembre lo tenemos en plena forma, firmando sentencias de muerte como un león.

Soldado portando un clavel en su fusil el 25 de abril de 1974 en Portugal.
Soldado portando un clavel en su fusil el 25 de abril de 1974 en Portugal.REUTERS

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