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Reportaje:REFORMA DE LA LEY DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA

Un ejercicio de equilibrismo

La reforma legal permite trabajar a los investigadores durante un tiempo, pero no aborda la clonación terapéutica

Javier Sampedro

La reforma legal anunciada ayer por el Gobierno es un ejercicio de equilibrismo: permite investigar con los embriones ya congelados, pero lo prohíbe con los que las clínicas generen en el futuro; autoriza la obtención de células madre embrionarias, pero impide la creación de embriones para investigación, con lo que cierra las puertas a la clonación terapéutica; y facilita el trabajo a los científicos, pero se lo dificulta a las clínicas de reproducción asistida, que verán entorpecidos, y seguramente encarecidos, sus tratamientos de fertilidad debido a la limitación legal del número de óvulos que pueden fecundar.

El Gobierno renuncia así a equipararse con las legislaciones más avanzadas, como las del Reino Unido y Singapur, que no sólo permiten investigar con células madre, sino también generar embriones para la investigación, incluso mediante técnicas de clonación. Pero, por otro lado, también se distancia de las posiciones más conservadoras, de las que España era hasta ahora un buen ejemplo. Baste recordar que, hace sólo dos años, el Gobierno amenazó con expedientes y sanciones a investigadores españoles por proyectar los mismos experimentos que ahora serán autorizados.

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Las clínicas españolas acumulan cerca de 200.000 embriones humanos congelados, según las estimaciones más recientes. El departamento que dirige Ana Pastor calcula que la reforma legal permitirá derivar de ellos unas mil líneas de cultivo de células madre. Los científicos del área creen que es un material más que suficiente para trabajar los próximos años. Y tienen muchísimo que hacer antes de que la ley se quede corta de nuevo.

Las células madre se extraen de embriones humanos de una semana de edad, los llamados blastocistos. Esos mismos embriones pueden implantarse en un útero, pero es obvio que los 200.000 embriones congelados en España no tendrán ese destino. Las células madre pueden cultivarse indefinidamente (de cada línea celular se pueden hacer cuantos experimentos se quiera), y después pueden transformarse (diferenciarse, en la jerga) en cualquier tipo de tejido del cuerpo humano: ésa es la razón de que constituyan una gran promesa para la medicina.

El principal problema actual es que los científicos aún no saben controlar de manera fiable la diferenciación en cada tipo de tejido concreto. Ésta es, precisamente, la principal línea de investigación que se abre ahora en España. Los laboratorios podrán utilizar las nuevas líneas celulares para probar sobre ellas todo tipo de reactivos, factores y condiciones hasta que consigan su transformación eficaz en neuronas, piel, tejido hepático o células pancreáticas productoras de insulina. Sin duda será trabajoso, pero nadie tiene la menor duda de que será posible: eso es exactamente lo que las células madre hacen en el embrión.

Una lectura demasiado restrictiva del nuevo texto legal dejaría fuera otra clase de experimentos igualmente interesantes: los dirigidos a estudiar la biología humana fundamental. Muchos experimentos básicos que ahora deben hacerse en ratones o en cultivos de células humanas muy aberrantes podrían abordarse en las células madre en cultivo, y aclararían aspectos esenciales del desarrollo humano. Como siempre ocurre con la investigación básica, las aplicaciones médicas de estos estudios son impredecibles, pero potencialmente enormes.

La clonación terapéutica queda excluida en el texto. Esta técnica consiste en tomar una célula del paciente, extraerle el núcleo (que contiene el genoma completo) e introducirlo en un óvulo previamente privado de su propio núcleo. Del embrión resultante se extraen las células madre. La ventaja es que, cuando sea posible trasplantar tejidos derivados de esas células al mismo paciente, quedará eliminado el problema del rechazo inmunológico, puesto que paciente e implante son idénticos genéticamente.

La clonación de embriones humanos no funciona bien todavía, ni siquiera con fines terapéuticos, y sus posibles beneficios médicos no existirán mientras los científicos no aprendan a controlar la diferenciación de las células madre en tejidos concretos. La reforma legal actual, por tanto, será suficiente para los investigadores durante un tiempo. Pero la clonación terapéutica sigue contando con el apoyo mayoritario de la comunidad científica.

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