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Sampedro y Rivas defienden el mar frente a los políticos

Homenaje a los voluntarios del chapapote

Fue un alegato en defensa de la naturaleza en general y del mar en particular. El mar que tanto ha sufrido en los últimos meses a causa del fuel vertido por el Prestige, que todavía sigue dejando secuelas en las playas del norte de España, donde cada atardecer se puede ver a voluntarios recogiendo restos de chapapote.

Manuel Rivas, uno de los miembros fundadores de Greenpeace y portavoz de Nunca Máis, pensó que no había mejor manera de clausurar el curso de literatura que ha impartido esta semana en la Universidad Internacional Ménendez Pelayo (UIMP) que reunirse junto al mar con sus alumnos y la gente que quisiera unirse y leerle unos poemas. Fue una clausura atípica y seguro que la más entretenida de todas las que se han celebrado estos días en la UIMP. No hubo grandes discursos, pero sí mucho sentimiento.

Rivas, que durante toda la semana se ha paseado por la Magdalena haciendo sonar una caracola, pidió a los asistentes que gritasen con él "¡Mar de Asturias, vida! ¡Mar del Norte, vida! ¡Mar de Cantabria, vida! ¡Mar del País Vasco, vida!". Su entusiasmo por el mar le llevó a decir: "¡Mar de Castilla, vida!", que fue recibido con grandes risas entre los presentes.

Sin ballenas

Sampedro, que también ha impartido un curso esta semana titulado El autor y su obra. Escribir es vivir, quiso asistir al acto tras la propuesta de Rivas. El escritor, nacido en Barcelona en 1917, recordó que su vida siempre ha estado muy ligada al mar y que en su infancia había llegado a ver ballenas en el Estrecho, "pero los depredadores han acabado con ellas". Por eso tiene claro que hay que acabar con los que destrozan la tierra y el mar. Sampedro es un luchador impenitente. Aprovechó la ocasión para pedir que tanto el mar y la tierra nos protejan de los señores de la guerra.

Manuel Rivas, que habla de forma pausada e inspira tranquilidad, quiso homenajear de forma simbólica a todos los voluntarios que han estado y están recogiendo chapapote de las playas del norte de España. La condecoración era simple, pero emotiva. Una concha en la que el propio escritor había escrito "Nunca Máis" y que colgaba de un hilo dorado. El hilo no fue elegido al azar. También tenía un significado, como todo lo que pasó ayer en este intenso acto. Mientras José Luis Sampedro ponía este colgante a una voluntaria cántabra vestida con la típica indumentaria (traje blanco, botas y mascarilla) que había ido varias veces a recoger chapapote a Galicia, la Xunta premiaba con la Medalla de Oro de la Xunta de Galicia al ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, y a la comisaria europea Loyola de Palacio, por su gestión del Prestige. "Aquí condecoramos a la gente que se lo merece, a los que de forma desinteresada han luchado por mejorar las condiciones de este mar herido", aseguró Rivas, que despertó los aplausos de los asistentes.

Rivas pidió a sus alumnos que escribiesen microrrelatos cada día. Los dedicados al mar y algunos poemas fueron lanzados al mar. "Con las botellas con mensajes siempre pasan cosas curiosas", dijo el escritor.

José Luis Sampedro, izquierda, y Manuel Rivas, con dos voluntarios <b>del</b><i> Prestige</i>, en el homenaje al mar.
José Luis Sampedro, izquierda, y Manuel Rivas, con dos voluntarios del Prestige, en el homenaje al mar.PABLO HOJAS
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