Fallece a los 95 años el escritor de viajes Norman Lewis

El escritor de viajes británico Norman Lewis (Enfield, 1908), uno de los grandes maestros del género, falleció el lunes en su casa de Essex, donde se dedicaba a la jardinería y la observación de pájaros. Autor de libros que son verdaderos clásicos de la literatura de viajes (varios traducidos en España, como, entre otros, Un imperio de Oriente, Donde las piedras son dioses o Misioneros), Lewis era una voz excepcional entre los colegas viajeros de su generación por su mirada llena de humanidad, su modestia y su conciencia social, que le llevó a denunciar en sus obras la destrucción ecológica en Indonesia o la violenta evangelización de los indios amazónicos por los fundamentalistas cristianos. En Voces del viejo mar reflejó la vida en un pueblo de pescadores de la Costa Brava tras la Guerra Civil.

Su aspecto de hombre gris no dejaba traslucir en primera instancia el brillo de las historias que atesoraba. Una conversación con él, al igual que la lectura de sus libros, estaba sembrada del relato de vivencias maravillosas recogidas en todo el mundo, desde una estancia entre los caníbales de Papúa a la visión de una nube de colibríes en el Orinoco, pasando por la degustación de estofado de murciélago. "No me siento superior a las personas que veo", decía, y ése es uno de los secretos del encanto de sus libros.

Hombre entrañable, sus libros están recorridos por un fino y nostálgico humor. Criado de niño en Gales por tres tías medio locas, Lewis sostenía que su opción por los viajes había sido una forma de huida. Luchó en la II Guerra Mundial como oficial de inteligencia y de sus experiencias en Italia surgió uno de sus mejores libros: Nápoles 44. Casado con una siciliana (volvió a casarse otras dos veces), Lewis tuvo una mirada privilegiada sobre la mafia, de la que formaba parte su suegro. De su admirable capacidad para salir con bien de lugares peligrosos decía que el secreto estaba en "la determinación de sobrevivir".