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350 obras recorren el poder mágico del ojo en la historia del arte

El IVAM compara en 'La vista y la visión' piezas desde el neolítico a la actualidad

Ferran Bono

Entre las más de 350 piezas que conforman la exposición La vista y la visión, inaugurada el jueves en el IVAM, se producen curiosas similitudes, como la que guardan los pequeños ídolos oculados sirios de hace 5.500 años con algunos motivos pictóricos de Miró o de Picasso. Se trata, no en vano, de un recorrido desde el neolítico hasta el arte actual por la representación simbólica del ojo, atributo divino y expresión del poder mágico del arte.

Pinturas, esculturas, vídeos, objetos de culto, piezas de orfebrería... Los soportes artísticos de esta gran exposición, que se puede ver hasta el 12 de octubre en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), son muy diversos y tienen la finalidad de "mostrar cómo la figura del ojo y el sentido de la vista han estado presentes a lo largo de la historia de Occidente", explica el comisario Pedro Azara.

De modo que las piezas del neolítico, de la edad de bronce o de la cultura mesopotámica comparten el laberíntico espacio creado para la muestra con obras de Zurbarán, Picasso, Miró, Oursler, Tàpies y García Sevilla, entre muchos otros. La exposición demuestra también que "el arte contemporáneo arranca del principio de la humanidad y quiebra el encajonamiento artístico e historiográfico al que habitualmente se ven sometidos" los museos dedicados al arte actual, apunta el director del IVAM, Kosme de Barañano, quien subrayó la contemporaneidad de la concepción expositiva.

La intención es poner de manifiesto el poder hipnotizador que ejerce la mirada en el arte occidental, tanto para representar la bondad divina y la espiritualidad humana como para advertir del poder maléfico que representan figuras como la medusa y supersticiones como el mal de ojo.

"La idea es que el espectador se sienta acogido y rechazado por el poder de la mirada, por el poder mágico del arte que se expresa a través del ojo", señala el comisario, que inició hace tres años la realización de esta complicada exposición, que exhibe piezas de decenas de museos como el Prado, el Británico o el Louvre, y de colecciones particulares.

El ojo, símbolo de divinidad, especialmente importante durante la prehistoria y las culturas antiguas, se transforma a partir del siglo XV en un símbolo de las facultades anímicas y espirituales del ser humano. Posteriormente, ya en el siglo XVIII, la concepción evoluciona hacia convertirse el ojo en "símbolo del creador humano, es decir, del artista", relata Azara.

La hegemonía del ojo en el siglo XX se inició con la pintura metafísica y se prolongó en el surrealismo. El poder vivificardor de la mirada fue obra entonces de algunos artistas y escritores surrealistas, como Bataille, de quien se reproducen algunos escritos en la exposición). En el arte abstracto, sin embargo, "el órgano visual no acabó de encontrar su sitio en el arte abstracto", indica el texto introductorio de la exposición. Con la aparición de nuevos medios, la cámara sustituyó al ojo sensorial del artista y algunos cineastas y teóricos erigieron el ojo de la cámara en instrumento de conocimiento.

Además del cuidado catálogo que reproduce las obras y cuenta con textos diversos, con motivo de la exposición, el IVAM ha organizado, en colaboración con la Filmoteca de la Generalitat, el ciclo de películas El ojo, la mirada, el voyeur, que incluye títulos como La ventana indiscreta, de Alfred Hichcock; El fotógrafo del pánico, de Michael Powell, o Retratos de una obsesión, de Mark Romanek.

Por otra parte, el IVAM ha vivido una agitada semana ante el anuncio del nuevo consejero de Cultura, Esteban González, de que la ampliación del museo, que incluye una espectacular estructura metálica que envolverá el centro, no es prioritaria, y que se dedicará ese presupuesto a construir colegios.

La instalación <i>Interruptor del tiempo</i>, de Daniel Canogar.
La instalación Interruptor del tiempo, de Daniel Canogar.MÓNICA TORRES
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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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