La Embajada de Francia desafía al régimen al invitar a los disidentes

Como se esperaba, los actos de celebración de la fiesta nacional de Francia, ayer, en La Habana, fueron un test para medir las tensiones entre Cuba y la Unión Europea, a raíz de la detención de 75 disidentes y su condena a severas penas de prisión. Mientras la Embajada francesa organizó una recepción, a la que fueron invitados una veintena de opositores y familiares de los prisioneros, las autoridades de la isla organizaron dos actos a modo de desagravio.

Al primero acudieron intelectuales cubanos, e hizo uso de la palabra el presidente de Casa de las Américas, Roberto Fernández Retamar. Estuvo el ministro cubano de Cultura, Abel Prieto, quien en declaraciones a la prensa reivindicó el 14 de julio como "una fecha que también pertenece a Cuba", por ser la Revolución Francesa en gran medida inspiradora de las luchas independentistas y del proceso revolucionario cubanos.

Prieto consideró que, pese a las diferencias con las autoridades francesas y con los gobiernos de los países de la UE, "hay un tipo de relación de carácter cultural que ninguna coyuntura va a dañar. Puede haber intentos de algunos políticos de congraciarse con EE UU utilizando a Cuba. Esto es lo que resulta poco ético de esta historia", afirmó el miembro del Buró político del partido Comunista de Cuba. Anoche estaba previsto un concierto en el teatro Amadeo Roldán, al que iba a asistir la plana mayor del Gobierno de Fidel Castro.