Cuba tiene más de 300 presos políticos, según Elizardo Sánchez

"Cuba es el país del mundo con mayor número de prisioneros de conciencia", denuncia en su último informe el presidente de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Elizardo Sánchez. Según Sánchez, que elabora informes semestrales sobre la situación de los derechos humanos en la isla, hasta enero de 2003, Amnistía Internacional (AI) tenía declarados como tales a 13 presos políticos, pero esta cifra "aumentó espectacularmente" tras la reciente condena de 75 opositores y periodistas disidentes a penas de hasta 28 años de cárcel.

"Nunca antes en la historia de este hemisferio fueron detenidas y condenadas tantas personas por delitos de opinión en menos de 20 días, en juicios sumarísimos bajo Tribunales de la Seguridad del Estado y en una atmósfera de violación flagrante del debido proceso", indica el informe de la CCDHRC.

Sánchez afirma que los 75 disidentes juzgados en marzo sólo tuvieron acceso a sus abogados "pocos días o incluso horas antes" de los procesos y asegura que todos cumplen condena en "condiciones infrahumanas, sometidos a plagas de toda clase, el agua que beben está peligrosamente contaminada", con poca alimentación e "insuficiente" atención médica. Además, añade el informe, sufren un "castigo extrajudicial" por estar en prisiones alejadas de sus domicilios y confinados en celdas de máximo castigo o aislamiento.

Basándose en informaciones de las familias, Sánchez afirma que en la actualidad 316 cubanos cumplen condena por delitos políticos o "sociopolíticos" en las "200 prisiones y campos de prisioneros" que forman el sistema carcelario cubano. Según el activista, además de las 88 personas que AI considera prisioneros de conciencia, entre 30 y 50 presos políticos más cumplen los requisitos para entrar en esta categoría.

El informe de la CCDHRN denuncia que, además de la oleada represiva contra la disidencia, las autoridades iniciaron en enero una campaña de "represión social" con el argumento de la lucha contra el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas, que afectó a miles de ciudadanos "que trataban de obtener ingresos indispensables para su supervivencia mediante iniciativas en el comercio informal".

Los pronósticos de Sánchez son pesimistas. "A menos que ocurra un milagro", dice, "la situación del país continuará empeorando en materia de derechos humanos y en todo lo relacionado con la economía nacional". En lo político, el documento critica a EE UU por su política "errática y contraproducente" de embargo, que propicia "la imagen de un enemigo externo tan necesaria a ciertas formas de gobierno para culparle de su propia ineficiencia".