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Los ministros de Finanzas de la UE discuten flexibilizar el Pacto de Estabilidad

Italia, Francia y Alemania creen necesario aflojar el corsé para superar la crisis económica

Carlos Yárnoz

Los ministros de Finanzas de la zona euro (Eurogrupo) abrirán hoy el debate sobre la conveniencia de flexibilizar el sagrado Pacto de Estabilidad y Crecimiento una vez comprobado que, pese al elevado déficit público que padecen las principales economías europeas, Europa debe incrementar las inversiones públicas y privadas en sectores clave para superar la situación anémica de estancamiento. El Gobierno italiano, que ahora preside la Unión, apoyado por el alemán o el francés, busca esa flexibilización, frente a posiciones más ortodoxas, como la del Ejecutivo español.

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Italia ya ha lanzado abiertamente la pregunta en el Consejo de Competitividad celebrado la pasada semana, pero serán ahora los ministros de Finanzas los que la aborden en profundidad. Y lo harán, como mañana todos los ministros de Finanzas de la Unión (Ecofin), tras escuchar diversos informes a cual más preocupante. El primero se referirá a la situación económica, vista así por la presidencia italiana: pese a que la guerra de Irak ya ha concluido, las mínimas señales positivas en Estados Unidos y Europa no auguran una recuperación en los próximos meses porque aún hay "riesgos"; los mercados financieros aún esperan más "ajustes"; las "necesarias" reformas estructurales anunciadas en Alemania o Francia no son suficientes para recuperar la confianza; y el barril de petróleo, que llegó a superar los 29 dólares el viernes pasado, tiende a subir.

Repunte a finales de año

Con un esperado lento y débil repunte a final de año, la economía europea afronta la situación con unas finanzas públicas deterioradas. Por eso, tampoco será alentador el informe sobre los proyectos de presupuestos que preparan Alemania, Francia, Italia u Holanda. Los dos primeros, incursos ya en procedimientos por déficit excesivo al incumplir el Pacto de Estabilidad, prevén rebajas fiscales y, para compensarlas, reducciones de gastos sociales, aunque reconocen que difícilmente mantendrán el año que viene sus déficit por debajo del límite del 3% del PIB si el crecimiento de este ejercicio se aleja mucho del 1% previsto (ahora ya se estima que oscilará entre el 0,7% y el 0,8%, mientras en Alemania se limitará a cerca del 0,1%) o no se aproxima al 2% en 2004. Berlín exige ahora la adopción de medidas para rebajar una fortaleza del euro que tanto perjudica a las exportaciones alemanas.

Problemas también en un tercer informe relativo al grado de cumplimiento del Pacto por parte de Holanda, otrora en el grupo de los ortodoxos y hoy con serios deslizamientos de sus compromisos. Holanda, con un superávit del 0,1% del PIB en 2001, ha pasado a prever un déficit del 1,6% para este año y sólo bajará del 1% a partir de 2006. Pese a ello, la Comisión entiende, con un claro sentido de flexibilidad pragmática, que el Gobierno holandés está haciendo lo correcto para no disparar los desequilibrios presupuestarios.

Pero el informe más problemático, abordado más en profundidad mañana, es el relativo al doble plan, de la Comisión y de Italia, para lanzar un superprograma de inversiones en las redes transeuropeas y en investigación y desarrollo encaminado a dar un ímpetu al crecimiento en Europa. La UE invierte hoy unos 25.000 millones de euros anuales en infraestructuras, pero el objetivo consiste en duplicar esa cantidad, a la vez que se propone dedicar a investigación el 3% del PIB europeo.

El peligro de aumentar los déficit públicos con ese programa es obvio, pero los ministros europeos de Finanzas de los países más potentes están dispuestos a asumir los riesgos con tal de que la economía europea despierte. Berlín ha visto en lontananza el peor de los cócteles posibles -un inicio de recesión con peligro de deflación- y ha reaccionado. "Es necesario que en Alemania se entienda de una vez por todas que tenemos la oportunidad de salir de este bache", ha dicho el canciller Gerhard Schröder a Der Spiegel, a la vez que ha dicho que "la cháchara puramente teórica da inseguridad a los ciudadanos".

Los dirigentes políticos europeos mantienen hoy la teoría de que ese peligro de aumentar los déficit se verá aliviado a través de dos vías: la participación del sector privado en inversiones en infraestructuras y el aumento de créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI). La situación de partida ya es altamente preocupante: la eurozona acabará este año con un déficit de al menos el 2,5% (0,7 puntos más que lo previsto), y no es descartable que incluso se aproxime al 3%.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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