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La incierta salvación de Fiat

Banqueros y sindicatos, divididos sobre la efectividad del tercer plan de viabilidad en dos años que presenta el grupo

Bancos y sindicatos tienen dudas sobre la efectividad de la terapia que han propuesto aplicar a los males de su grupo, el primero del sector industrial en Italia, los responsables de Fiat. Algunas entidades financieras, pese al respaldo del Gobierno de Berlusconi a la reestructuración, se resisten a reabrir el grifo de sus créditos, imprescindibles para el saneamiento, al entramado empresarial turinés.

Si Agnelli no lográ renegociar el crédito de 3.000 millones que se le concedió hace un año, la banca se convertirá en el mayor accionista del grupo Fiat
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Por una vez, las dudas son similares en lo alto de la escala de poder y en la base. Al menos dos de los cuatro bancos que soportan el grueso de la deuda del grupo Fiat no acaban de ver claro el último plan de reestructuración del primer grupo industrial italiano, preparado cuidadosamente por el nuevo consejero delegado, Giuseppe Morchio. La misma desconfianza se observa en los dirigentes de la Fiom, el mayor sindicato metalúrgico del país.

Y eso pese a que el plan, presentado a lo grande, como suele hacerlo la casa del Lingotto, ha contado con incuestionable buena prensa en Italia. El nuevo patrón, Umberto Agnelli, alabó su equilibrio diciendo que era el plan "de un riguroso padre de familia". Y el Gobierno lo aplaudió una vez obtenidas las garantías de que no habrá despidos masivos en Italia. Aparentemente, así es. De los 12.300 empleados que piensa suprimir Fiat de aquí a 2006 (reduciendo así la fuerza de trabajo del grupo a la cifra de 169.000 trabajadores), sólo 2.800 pertenecen a las fábricas italianas de componentes del automóvil. El resto serán puestos suprimidos en las fábricas francesas y españolas de Iveco, y en las estadounidenses de CNH, fabricante de tractores y maquinaria agrícola.

Un vaso medio lleno

La patronal y el Gobierno han subrayado con satisfacción que este nuevo plan de viabilidad no se basa sólo en "recortes" de gastos de producción y mano de obra, ni en el cierre de fábricas (un total de doce desaparecerán del organigrama de Fiat). No, el plan habla de inversiones y destina a este capítulo nada menos que 19.500 millones de euros, procedentes de las ventas de filiales (completadas esta misma semana con la cesión definitiva de Fiat Avio por 1.500 millones de euros), del ahorro de 3.100 millones en reducción de costes, y de una nueva ampliación de capital por valor de 1.842 millones de euros.

Con esta medicina, el grupo calcula pasar de las pérdidas a los beneficios de aquí a 2006, apostando definitivamente por el automóvil, y renunciando para siempre a las veleidades de pasados decenios en los que el Grupo Fiat era sinónimo de amplias y variadas propiedades, de los seguros a los servicios bancarios.

Se puede comprender la desconfianza de los sindicatos, temerosos de que las cifras contenidas de despidos (al menos en Italia) sea una nueva "emboscada" que desencadene pérdidas de empleos en los negocios ligados a la Fiat.

Más sorprendente es, sin embargo, que un plan "diáfano y fiable", como ha sido repetidas veces calificado, no haya conseguido despertar el entusiasmo unánime de los bancos acreedores. Sólo los patrones de Unicrédito y Banca Intesa lo han apoyado calurosamente, mientras que San Paolo-Imi y el poderoso Capitalia se han mostrado renuentes a la hora de acordar nuevos préstamos a la casa del Lingotto, que reclama otros 2.000 millones de euros, además de una revisión de las condiciones del préstamo por valor de 3.000 millones de euros, concedido el pasado verano.

Los institutos de crédito se han expuesto ya demasiado con la casa de Turín. Lo han hecho incluso por razones institucionales. No hay que olvidar que Fiat representa aún el 3% del PIB italiano, y el grupo es el último representante de la otrora gran industria nacional. Dicho esto, los bancos deben pensar también en sus accionistas y tratar de "digerir" los nuevos compromisos con un poco de calma.

De momento, avalan ya el aumento de capital aprobado por Fiat que partirá la semana próxima. Lo que significa que, si la oferta de tres nuevas acciones a cada propietario de cinco acciones Fiat -al pecio de cinco euros cada una- no es recibida con especial entusiasmo, serán los banqueros los que tendrán que asumir los títulos, por así decir, "sobrantes".

Y no sólo eso. Todavía está por resolver la cuestión de la renegociación del préstamo del pasado verano. Los 3.000 millones de euros le fueron concedidos a la casa de Turín, con la condición de que redujera a la mitad en el plazo de un año la deuda neta, que alcanzaba el pasado verano los 6.000 millones de euros. Caso contrario, el préstamo se traduciría de inmediato en acciones del grupo, con lo que los banqueros pasarían a ser sus principales accionistas el año próximo.

El objetivo no se ha alcanzado, y Fiat intenta conseguir que se aplace la fecha de "conversión" del préstamo a 2008, a cambio de rebajar el precio por acción teóricamente "pagado" por los institutos de crédito.

Escepticismo en los analistas

Así las cosas, sobre la cura Morchio ha pesado negativamente el juicio de algunos gurús de la economía internacional. Ni el diario de la City de Londres, The Financial Times, ni la revista de la misma empresa, The Economist, han visto verdaderamente nada nuevo en su proyecto. Las inversiones en investigación y desarrollo (7.900 millones de euros) y el lanzamiento de nuevos modelos de automóviles (cuatro sólo en 2003 y diez más hasta 2006) no acaban de impresionar a los analistas.

El mercado del automóvil está regido en estos momentos por una perversa ley, según la cual, dada la superproducción de automóviles y los enormes costes de fabricación, el margen de beneficios por las ventas es tan pequeño que se necesita una producción enorme para obtener resultados aceptables. En el caso de Fiat, los analistas consideran que tendría que llegarse a los tres millones de coches al año para poder hablar de rentabilidad. El plan Morchio habla de dos millones.

La misma modestia se aprecia en las previsiones de aumento de cuota de mercado en el futuro. En el caso de Italia, se prevé una recuperación del 2,2%, y en Europa, apenas un aumento del 0,1%, como si el nuevo consejero delegado apostara por una tímida recuperación escalonada.

¿Quiere esto decir que Fiat se prepara a restañar las heridas más graves con vistas a una venta de la filial de automóviles al socio americano, General Motors? La opción de venta total de Fiat Auto, suscrita en marzo de 2000 cuando GM compró el 20% de la firma, sigue estando en boca de todos, aunque los sucesivos aumentos de capital en Fiat han reducido al 10% el paquete en manos de la casa de Detroit. El silencio es total al otro lado del océano, en espera de ver los primeros resultados de la cura Morchio.

Berlusconi da el pésame a la familia Agnelli en el funeral de Giovanni, el pasado enero.
Berlusconi da el pésame a la familia Agnelli en el funeral de Giovanni, el pasado enero.AP

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