Los tránsfugas niegan el voto a Simancas
El candidato socialista insiste en rechazar "por dignidad" la investidura a la presidencia de Madrid
Los ciudadanos de Madrid volverán a las urnas para elegir a sus representantes en la comunidad autónoma y a su presidente o presidenta el próximo mes de octubre. Rafael Simancas, candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno regional, rechazó ayer toda posibilidad de alzarse con una mayoría en la sesión de investidura a la que se sometió voluntariamente "por dignidad y por respeto a la democracia". La incertidumbre por conocer el voto de los tránsfugas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez se mantuvo hasta el último momento. Tras reiterar hasta la saciedad que apoyarían al candidato de izquierdas, ayer optaron por la abstención. Simancas recabó 54 votos para su investidura y los 55 diputados del Grupo Popular votaron en contra. Simancas, al final de su primera intervención, ya anunció que no tenía "estómago" para aceptar los votos de los tránsfugas. "No voy a ser presidente, no sé si lo llegaré a ser pero quiero dar una lección de dignidad y democracia", aseguró.
El candidato socialista cumplió la premisa mayor de su planteamiento político una vez que Tamayo y Sáez rompieron la disciplina de partido. "Vamos a las elecciones en octubre y las ganaremos, pero antes de que se celebren es muy posible que se descubra la trama que se puso en marcha para impedir un Gobierno de progreso", sentenció Simancas.
Lo cierto es que en las últimas horas los socialistas adoptaron una actitud un tanto misteriosa respecto a cuál iba a ser su actuación ayer, lo que dio pie a las acusaciones tajantes del PP de que Simancas iba a gobernar con el voto de sus dos ex compañeros. En ningún momento Simancas pensó en aprovechar esos apoyos, a pesar de que en su partido sí ha habido voces pidiéndole que aceptara esos dos votos y empleara unas semanas, o incluso meses, para que desde la presidencia procurara esclarecer "la trama". Tanto Simancas como el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, acordaron hace ya bastantes días que eso no ocurriría porque la inmensa mayoría de los ciudadanos lo rechazaría. "Señora Aguirre, su bola de cristal no funciona en absoluto", dijo ayer Simancas a la candidata del PP, Esperanza Aguirre, que hasta el último momento insistió en que el político socialista sí iba a aceptar los votos de los dos desertores.
La tarde fue ayer bronca. La izquierda y la derecha no cesaron de abuchearse. Además de los ya clásicos insultos de "golfos y sinvergüenzas" hubo alguna aportación novedosa, como la de llamar "miserable" a Rafael Simancas desde las filas del PP. No hubo parlamentarismo en sentido estricto porque unos y otros no se respondieron a las acusaciones o argumentos. Para el PP todo lo ocurrido es un mero "conflicto" que se produce en el seno de la Federación Socialista Madrileña, cuyas familias se han peleado por "el botín" de las consejerías y por incumplimientos de parcelas de poder entre las facciones.
Esta versión del PP irrita profundamente a los socialistas, que, además, reprocharon a la candidata del PP que utilizara los mismos argumentos que esgrimió en sus dos intervenciones el ex diputado socialista Eduardo Tamayo. "¿Usted cree que Tamayo y Sáez actuaron como lo han hecho porque son socialdemócratas moderados, o porque les preocupan los conciertos económicos, o porque creen que los comunistas en el Gobierno de Madrid van a ir a las casas por las noches a robar a los niños?", preguntó Simancas, quien no miraba a Tamayo y a Sáez sino a las filas del PP. "Tamayo actuó por otras razones, contantes y sonantes, y usted sigue diciendo que es una anécdota". El portavoz socialista subrayó una y otra vez que se asiste a una "trama de corrupción para que gobiernen otros".
El diálogo de sordos fue la constante durante una sesión en la que se profirieron grandes palabras en boca del portavoz de Izquierda Unida, Fausto Fernández, de la portavoz socialista, Ruth Porta, y del propio Simancas, reivindicando el valor del voto de los ciudadanos frente a intereses espurios. Chocaba este discurso con el de Esperanza Aguirre, que una y otra vez acusaba al PSOE de haber montado este enorme embrollo y de intentar defenderse con acusaciones al PP. "No tienen ustedes ninguna prueba, ninguna", repetía Aguirre, indignada unas veces y adoptando un aire de broma en otras ocasiones. El alcalde de Madrid y todavía presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, mantuvo el gesto circunspecto durante toda la sesión.
Los intentos de Tamayo -que aseguró que sus contactos telefónicos con los militantes populares obedecieron a razones "jurídicas" y nunca políticas- para que Simancas le respondiera resultaron vanos. Los diputados socialistas abandonaron el hemiciclo las dos veces que el tránsfuga salió a la tribuna de la Asamblea.
Gallardón evitó oír a Tamayo
El malestar del alcalde de Madrid y presidente de la Comunidad en funciones, Alberto Ruiz-Gallardón, fue evidente durante toda la sesión, pero dio muestras ostensibles de su incomodidad, al ausentarse del hemiciclo en las dos ocasiones en las que Tamayo tomó la palabra. También las dos veces regresó cuando calculó que estaba terminando.
Las ausencias del salón de plenos las consumió Ruiz-Gallardón en su despacho presidencial de la Asamblea de Madrid. Y, al ser requerido por los periodistas, rehusó hacer declaraciones.
Pero en esta tarde de insultos y descalificaciones hubo un momento de desconcierto, para unos, y de afectividad, para otros, cuando la candidata del PP, Esperanza Aguirre, no pudo contener la emoción al referirse a su padre, fallecido en enero del pasado año.
Lo cierto es que se estaba hablando de dinero pero el discurso devino en recuerdos y emoción. Aguirre informó de que el día anterior había acudido a un notario para que registrara su patrimonio y sus bienes desde que empezó su vida política hace 20 años hasta la actualidad. Ese certificado notarial señala que el patrimonio de Aguirre "ha ido a la baja" a excepción de la herencia de su padre... En ese momento, Aguirre tuvo que guardar silencio porque las lágrimas no la dejaban hablar. Los aplausos, puestos en pie, de los diputados del PP le ayudaron a que recuperara el aplomo, y el silencio de la izquierda también ayudó. Y pudo continuar: "Recibí por esa herencia 99.435 euros y desde luego no todas las herencias son iguales". Se refería Aguirre, ya recuperada, a la declaración de bienes y patrimonio que el día anterior hizo la diputada socialista Ruth Porta, que se ha convertido en diana de los ataques del PP y de su ex compañero de partido Tamayo. Porta informó de la herencia familiar recibida, consistente en fincas en Baleares.
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