_
_
_
_
CRISIS EN LA COMUNIDAD DE MADRID

PSOE e IU siguieron al Grupo Mixto por televisión

Carlos E. Cué

Los diputados de la izquierda quisieron mostrar con su salida de la Cámara que no tenían ningún interés en seguir el discurso de Eduardo Tamayo. Pero no era del todo cierto. Fueron en masa los parlamentarios de PSOE e IU hacia una sala desde donde podían seguir por televisión la comparecencia del tránsfuga. Allí estaba Fausto Fernández, líder de IU, pero no Rafael Simancas, que se fue a su despacho. Cada frase de Tamayo era seguida con un chascarrillo.

El tránsfuga acusaba a Simancas de amenazarle, de querer gobernar desde el miedo, y las risotadas dejaban escuchar algún grito de estupor: "¡A este hombre se le ha ido la olla!". Luego auguraba que serán los tribunales los que pondrán "a cada uno en su sitio", y un diputado de IU comentaba: "A ver si es verdad".

Más información
Los tránsfugas niegan el voto a Simancas

Sostuvo Tamayo que Simancas se había quedado corto en su discurso del día anterior, especialmente en su apartado social. "Eso es verdad, pero porque no te llamó lo que te tenía que llamar", gritaba una parlamentaria socialista.

Añadía el tránsfuga que las 50.000 viviendas prometidas por el PSOE le parecían escasas, y volvía la ironía y las risas a la sala de los socialistas: "Claro, son pocas para ti y tus amiguetes constructores", gritaban. Luego pedía Tamayo más servicios sociales, y ya la cosa pasaba a los insultos: "Para tontos como tú, !sinvergüenza¡".

"¿Cuántas consejerías iba a tener ese Gobierno?", preguntaba Tamayo a unos bancos vacíos. "Dos. Una para ti y otra para tu compañera de traición", le contestaban desde la salita contigua al pleno.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Convidada de piedra

Cuando el diputado comenzó a acusar de corruptos a algunos cargos socialistas, como Ruth Porta, alguna parlamentaria pasó de la indignación a la desolación: "Qué pena de hombre, que lástima", comentaba con una compañera. Especialmente enfadados se mostraban cuando aparecía Esperanza Aguirre, a ratos sonriente: "Mira, mira cómo disfruta mientras habla el tránsfuga". Pero sobre todo se oían gritos cuando aparecía en pantalla la diputada María Teresa Sáez: "Mírala, impertérrita, la convidada de piedra, ¿en qué pensará?", se preguntaba un parlamentario de IU.

Los gritos pasaron casi a algarada cuando Tamayo pidió a Simancas que respetara a los votantes socialistas, que en un "100% quieren conocer cómo es el pacto con IU". "Ya, les has preguntado a todos", gritaba uno, "¡qué morro!", "¡este tío es un degenerado!", "¡un cínico!", le chillaban otros. Al final, Tamayo dijo que él apoyaría un Gobierno de izquierdas pero con otro candidato que no sea Simancas. "Con Balbás, si te parece", le increpó uno.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_