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Más de un millón de libros, destruidos en Irak

Volúmenes con el sello de la Biblioteca de Bagdad se venden en la calle mientras siguen los saqueos

Las conclusiones de la Unesco sobre Irak son desoladoras. Además de enumerar en más de un millón los ejemplares y piezas que han sido robadas o destruidas en la Biblioteca de Bagdad hay otros desmanes: "Hubo saqueos en el Museo Arqueológico de Irak, pero no en la magnitud que se pensaba, es decir, de 170.000 objetos desaparecidos. Probablemente la cifra real de piezas robadas esté en el orden de 3.000, aproximadamente, y dentro de este grupo habría unos 30 objetos de valor inconmensurable, como la Dama de

Warca, el primer rostro humano hecho en la historia del arte", explica Báez. "El moderno teatro al-Rashid parece una ruina romana. Los Museos de Tikrit y Mosul fueron bombardeados y el de Basora quemado desde la entrada hasta el jardín. Además, se supo sobre los miles de asentamientos arqueológicos saqueados, pero ningún asesor de la Unesco tuvo acceso al interior de Irak".

"Mientras los estadounidenses no se vayan, hay libros que no serán devueltos"
La Unesco lamenta que esta "catástrofe cultural" sea un tema menor para EE UU

Fernando Báez, venezolano de 40 años, es licenciado en Literaturas Clásicas y especializado en Historia Antigua. Ha escrito libros como Historia de la antigua biblioteca de

Alejandría, por el que obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Vintila Horia, y en 2004 publicará en Destino Historia de la destrucción de libros. Desde las tabletas de Súmer hasta el ciberlibro. Forma parte de varias comisiones de investigación sobre los daños al patrimonio cultural de Irak.

La Unesco le envió a Bagdad "para investigar discretamente la verdad sobre la destrucción de las bibliotecas de Irak".

"Estuve en Kosovo, en Sarajevo, vi la Vijecnica en ruinas, estuve en Colombia, donde vi las bibliotecas de pueblos destruidas en atentados, estuve en Los Ángeles cuando se quemó la biblioteca y se destruyeron 400.000 libros, pero nada me preparó para ver algo tan impresionante como lo que encontré en Bagdad. Para mí es la primera gran destrucción de libros del siglo XXI. Vi la fachada quemada de la Biblioteca Nacional y supe de inmediato lo que había sucedido. Al entrar, el desastre era evidente: puertas, piso y ventanas quemadas con un fuego que debió ser intenso. Las escaleras fueron arrasadas por el fuego".

Pero no todos los libros se perdieron. "Varios miles se salvaron y están en algunas mezquitas y en lugares secretos. En la del imam Alhaq Ali, en el distrito de Tawra, hay decenas de volúmenes, quizá cientos. Tengo información que indica que mientras estén los norteamericanos no van a ser devueltos ciertos libros sagrados".

Miles de obras han sido robadas. "En los puestos de venta de libros en las calles, en un bazar próximo, ante los ojos de todo el mundo, hay volúmenes que tienen el sello de la Biblioteca Nacional. Agunos son baratísimos. Eso hay que decirlo: sé que hace una semana varios manuscritos persas fueron ofrecidos en Nueva York a un anticuario de enorme fama, quien pasó el dato a las autoridades".

La Biblioteca Nacional no fue la única arrasada. "Más de 700 manuscritos antiguos fueron destruidos y más de 1.500 desaparecieron en la Maktabat al-Awqaf al-Markaziyya, un centro de estudios religiosos. En la Casa de la Sabiduría (Bayt al-Hikma), cientos de volúmenes fueron exterminados por el fuego. En la Academia de Ciencias de Irak el 60% por ciento de los textos se extinguió. La Madrasa Mustansiriyya fue saqueada sin piedad. La Universidad de Bagdad vivió momentos de angustia porque un misil cayó junto al edificio y causó daños. Luego supe que la biblioteca sufrió robos importantes. La Biblioteca de la Escuela de Medicina fue saqueada...".

La lista que tiene Báez es impresionante y, además, la Unesco desconoce qué puede haber pasado en importantes bibliotecas de Basora, Arbil, Karbala o Najaf.

Hubo dos tipos de saqueo, señala Báez. El primero fue efectuado por bandas expertas, que se llevaron objetos "con cuidado, casi por encargo, como la Dama de Warca y, en el caso de la Biblioteca Nacional, libros de gran valor". "Tenemos buena información: hay un grupo identificado y se sabe dónde está, pero son profesionales y es difícil atraparlos".

El segundo saqueo fue popular: "Gente que buscaba piezas para revenderlas a comerciantes de Jordania, los que se llevaban muebles, estanterías, libros, computadoras... Pero este grupo fue manipulado. Antes de los bombardeos, se lanzaban papeles con mensajes para una acción de insubordinación civil contra el régimen de Sadam Husein y se incitó a acabar sus símbolos. Lo primero que hicieron los soldados norteamericanos fue tumbar las estatuas, entrar en los palacios, y esto creó una anarquía que condujo a la situación ya conocida. Cuando el pueblo salió, estaba enardecido, y no había policía. A lo que se añaden diez años de bloqueo económico, hambre y miseria. Si todo esto se coloca en un solo sitio, se comprende que fue un proceso perverso".

Los saqueos continuan en las excavaciones arqueológicas. "Bandas con AK-47 [fusiles rusos] recorren lugares como el-Hadr (Hatra), Ishan Bakhriyat (Isin), Kulal Jabr, Kuyunjik (Ninive), Tell Senkereh (Larsa), Tell el-Dihab, Tell el-Jbeit, Tell el-Zabul, Tell Jokha, Tell Muqayyar (Ur), Tell Naml, Umm el-Aqarib... Una vez que pasan los helicópteros y las patrullas, los ladrones regresan, se introducen, desentierran objetos sin cuidado alguno y rompen murales. Es imposible cuantificar en millones de dólares este saqueo sin precedentes. En lo que fue Babilonia, un palacio de Husein se convirtió en un cuartel y pude notar que los soldados sienten una gran frustración por haber viajado tan lejos para cuidar ruinas. Eso es evidente".

La fachada de la Biblioteca Nacional de  Bagdad, junto a una estatua de Sadam Husein.
La fachada de la Biblioteca Nacional de Bagdad, junto a una estatua de Sadam Husein.ASSOCIATED PRESS

Los manuscritos de Sadam, a salvo

Dar Sadam lil-Majtutat, como es denominada la colección privada de Sadam Hussein, no se ha perdido. "Por suerte, sus 48.000 manuscritos se salvaron debido a que fue ocultada en un almacén de Hayy Dajiliyya y hoy están bajo custodia de su director, Osama Naqshbandi, que espera una decisión sobre su futuro. Nadie sabe qué piensan hacer con él, porque era miembro del partido Baas. Es incómodo. Y el futuro de la colección es desconocido", explica el experto en bibliotecología Fernando Báez.

A Báez y a sus colegas de la Unesco les preocupa mucho que ésta no tenga la "participación que se esperaba" en el proceso de reconstrucción del patrimonio cultural iraquí.

"La Unesco fue la primera en advertir al Gobierno estadounidense sobre la necesidad de proteger los bienes culturales de Irak, de acuerdo con las cláusulas de la Convención de La Haya de 1954 y los protocolos posteriores de 1972 y de 1999", afirma Báez. En su opinión, la respuesta del Gobierno de EE UU ha sido "francamente decepcionante". "Hablan del tesoro de Ninmrud, del Vaso de

Warca, que ha sido devuelto por unos desconocidos, pero jamás han mencionado el tema de las bibliotecas y manejan unas cifras ingenuas de daños. El problema es que no han aceptado que la Unesco se ocupe del asunto. Subestiman demasiado, a mi juicio, la cultura del pueblo que han invadido".

La "resistencia feroz de grupos armados en Bagdad y en otras ciudades" o la no aparición de armas de destrucción masiva "que justificaron la guerra" son los "los verdaderos problemas que recién han comenzado", dice Báez. "El tema cultural le resulta al Gobierno norteamericano muy menor".

"El tema de las bibliotecas no ha sido atendido, pero menos aún el problema de los saqueos en los yacimientos arqueológicos. Un colega, el director de la Biblioteca Nacional de Francia, no pudo viajar a Bagdad debido a su nacionalidad. Deja mucho que desear la actitud de EE UU, pero confío", añade Báez, "en que los ciudadanos norteamericanos, un gran pueblo, comprendan el engaño y exijan respuestas contra esto".

Báez cree que Estados Unidos "impulsará el Ministerio de Cultura iraquí y que pronto reinaugurarán el Museo Arqueológico". "Pero no se habla aún en serio del caso catrastrófico de las bibliotecas. Esto hará más difícil las tareas futuras. A esta hora ya deberían haber convocado a Andras Riedlmayer, de la Universidad de Harvard, que tuvo una experiencia buena en Kosovo; a Jean-Marie Arnoult, de la Biblioteca Nacional de Francia; a algunos colegas españoles y a una lista no muy larga de la cual formo parte".

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