Unos 3.000 universitarios se marchan cada año de Euskadi por falta de ofertas
La preponderancia de la industria no deja hueco a los profesionales del sector terciario
Un total de 2.793 universitarios se mudaron del País Vasco a otras comunidades autónomas, especialmente a Madrid, durante el 2000, debido a la falta de oportunidades laborales en el mercado vasco. El año 2000 es el último del que el Instituto Vasco de Estadística-Eustat tiene cifras. El dato sigue la estela de los registrados en 1999, cuando emigraron 2.939 universitarios y de 1998 (se marcharon otros 2.653). La secuencia histórica de la década de los 90 refleja que ha ido en aumento la emigración de los titulados superiores, dando un salto notable a partir de 1995, cuando se fueron 1.935 licenciados.
Aunque algunos partidos achacan buena parte de esa emigración a la situación política y el clima de violencia que se proyecta sobre una parte de la población, la explicación más probable es que el mercado laboral vasco sigue siendo muy industrial, mientras que la formación de la Universidad está más orientado hacia el sector terciario y los servicios. Por eso, una parte de los licenciados encuentra su salida laboral fuera de Euskadi, básicamente en Madrid, que ejerce de polo de atracción de todas las comunidades autónomas.
Antonio Rivera, vicerrector del campus de Álava, cree que se está produciendo un desajuste, un desequilibrio entre los licenciados que forma la Universidad y las salidas profesionales que encuentran en la comunidad. "Una sociedad muy evolucionada y dinámica como la vasca genera un tipo de profesional del sector terciario cualificado que, sin embargo, no encuentra su hueco". En este punto, Rivera anima a reflexionar sobre las características del tejido productivo vasco, propio de una sociedad industrial y no postindustrial. "Lo lógico", indica, "sería ir reduciendo el número de profesionales del sector industrial y aumentar el del sector terciario, con gente muy cualificada y especializada en cuestiones como las nuevas tecnologías, industria cultural, especialistas en Derecho, en ingeniería". Para el vicerrector alavés, la Universidad forma profesionales muy preparados, pero la sociedad no genera los puestos de trabajo suficientes "y los licenciados se van a otro mercado que sí les ofrece lo que buscan".
No obstante, Rivera remarca que invertir la tendencia no es responsabilidad de la Universidad, que no puede restringir más el número de alumnos, sino que corresponde a las administraciones. "Que se vayan cerca de 3.000 universitarios cada año, que pueden ser recién licenciados o más veteranos, es una sangría para la comunidad autónoma. Una capacidad del país se escapa", advierte.
Hace unos meses, el ex rector de la UPV, Pello Salaburu, y el profesor José Ignacio Pérez Iglesias, denunciaron en un libro que el Gobierno vasco está a la cola en cuanto a inversión en la universidad pública. La consejera de Educación, Anjeles Iztueta, replicó el pasado jueves a unas críticas del PP sobre este asunto asegurando que su departamento invierte en cada alumno universitario una media de 4.356 euros al año, superior a los 3.300 euros del resto de España.
Frente a los universitarios que se marchan, los datos del Eustat reflejan que el 20% de los 20.022 inmigrantes llegados en 2000 también tenían título universitario. Pero este alto nivel de cualificación no les sirve para acceder a puestos del mismo nivel. "Sobre todo se nota con la inmigración latinoamericana. A menudo se puede ver a psicólogos o profesores cuidando niños por el estilo. La inmigración de universitarios en modo alguno atenúa el número de universitarios vascos que se van fuera", apunta Rivera.
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