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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

También el PP

Es evidente que el partido que presentó como candidatos a dos personas contra las que ahora se querella por cohecho, como integrantes de una trama de corrupción política, tiene un problema; de credibilidad, sobre todo. Pero también lo tiene el partido al que esa trama deseaba ver gobernando en la Comunidad de Madrid, en lugar de las fuerzas que iban a hacerlo en función de los resultados electorales. La responsabilidad del PSOE en el origen de este asunto no excluye otras responsabilidades que han ido apareciendo y que apuntan al PP.

Difícilmente puede considerarse casual que el desertor Tamayo conectase repetidamente por teléfono con un determinado promotor inmobiliario en momentos clave del proceso, un promotor que al menos hasta ayer estaba afiliado al PP en la agrupación de Villaviciosa de Odón, virtualmente ocupada por un grupo de familiares y amigos casualmente residentes en su sede empresarial. En el reino de las casualidades, este promotor aparece en Génova (sede del PP) el mismo día de la deserción para entrevistarse con el secretario general del PP madrileño y proponerle un acuerdo con un grupo de concejales de Sevilla la Nueva expulsados en su día del PP e imputados en un proceso judicial por corrupción. El objetivo de este pacto era impedir que se proclamara a un alcalde del PSOE. Imposible achacar este conjunto de hechos a la casualidad.

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Los dirigentes del PP no pueden seguir actuando como si la cosa no fuera con ellos. Una cosa es que no existiera un designio expreso de ese partido para impedir la investidura de Simancas y otra considerar que se trata de un problema que salpica exclusivamente a los socialistas. Si hay comportamientos mafiosos, no puede ser indiferente el hecho de que los gángsters se sientan más tranquilos si sigue gobernando el PP. Pero además, han ido apareciendo indicios de implicaciones cruzadas. Datos que como mínimo justifican una investigación que vaya más allá de los posibles móviles psicológicos de dos diputados para dejar en minoría a su partido.

El vicepresidente Rato avaló ayer la actitud del secretario general del PP de Madrid, Ricardo Romero de Tejada, que negó la existencia de cualquier indicio que pueda relacionarle con la trama. ¿Significa eso que ambos dirigentes consideran normal aceptar las sugerencias de un promotor inmobiliario para obtener una alcaldía, y nada menos que en la sede central del PP? Cuando hay tantas causalidades y tantos cabos por atar son urgentes las explicaciones, y también que alguien, por parte del PP, empiece a pensar en asumir sus responsabilidades.

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