Latinoamérica, a examen
Los ex presidentes de España, Uruguay, Ecuador y Chile debaten sobre el peligro de la desigualdad en las democracias del continente
Nunca hubo en América Latina tanta democracia durante tanto tiempo. Sin embargo, es la región del planeta con mayor índice de desigualdad. El contraste es una de las conclusiones a las que llega un amplio informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre el estado de la democracia en la región y las percepciones de los ciudadanos en 18 naciones. Cuatro ex presidentes de Gobierno -Felipe González (España), Eduardo Frei (Chile), Osvaldo Hurtado (Ecuador) y Julio María Sanguinetti (Uruguay)- y un nutrido grupo de propietarios y directivos de diarios latinoamericanos y altos funcionarios de la ONU debatieron sobre estas cuestiones en un seminario conjunto de la Fundación Círculo de Montevideo y el PNUD, que se celebró el lunes y martes en Buenos Aires.
"El fantasma del golpe de Estado ha desaparecido, pero hay otras maneras de perder la democracia", señaló el ex ministro argentino de Asuntos Exteriores Dante Caputo, director del proyecto. El trabajo repasa el papel que ocupa en América Latina lo público y lo privado, y concluye que "los verdaderos poderes están fuera del Estado", en palabras de Caputo. Felipe González, autor de un documento sobre la crisis de la política, abrió el fuego en el debate. "No se puede seguir por el camino de equiparar democracia y mercado", apuntó, al referirse a algunos poderes que "no tienen nada que ver con la democracia", concretamente las calificadoras de riesgo, capaces de desestabilizar las economías de países como Argentina o Brasil. González habló de la globalización de la inseguridad -"era lo único que quedaba por globalizar"-, y constató que después de la guerra "los dividendos de la paz no se ven por ninguna parte".
La legitimidad del poder encendió un interesante debate entre los asistentes, sobre todo cuando el ex presidente del Gobierno español expuso su convicción de que el poder político se legitima más por el ejercicio que por el origen del mismo. "Se gana las elecciones con programas de desarrollo y se gobierna con programas de ajuste, incluso en épocas de bonanza económica", dijo. González fue recibido en la Casa Rosada por el presidente argentino, Néstor Kirchner, con quien almorzó el lunes.
El demócrata-cristiano Eduardo Frei, presidente de Chile en el periodo de 1994 a 2000, subrayó que la crisis de América Latina "no es económica, sino política e institucional", y lamentó que pocos países de la región hayan acometido una reforma del Estado en serio. La consecuencia es que el Estado se queda con una estructura que no funciona, añadió. El panorama de América Latina que dibujó el dirigente chileno es tan poco alentador como algunos datos del informe del PNUD. El sistema judicial no funciona, los partidos están desfondados y hay un déficit muy grande en educación y tecnología, señaló Frei. En su opinión, el margen de maniobra de los países de la región es muy estrecho. "Los flujos financieros no tienen ninguna regulación. Cuando llega una crisis, aunque uno tenga la casa en orden, no tiene nada que hacer".
El ecuatoriano Osvaldo Hurtado puso el acento en la desigualdad, que ilustró con "el empeoramiento dramático de la educación de los pobres y la mejoría de la educación privada de los ricos". Al referirse a las instituciones -"hay que mejorarlas, no cambiarlas"-, se preguntó Hurtado porqué funcionan bien en unos países y mal en otros. "Por la cultura, tanto en los gobernantes como en los gobernados".
Joaquín Estefanía, ex director de EL PAÍS y actual director de la Escuela de Periodismo, también se refirió a la desigualdad, descrita como causa central del deterioro de la democracia. "La política se preocupa cada vez más de los intereses de los ricos", añadió, lo que ha deslegitimado el Estado del bienestar.
En asociación con la organización Latinobarómetro, con sede en Santiago, los autores del informe realizaron una encuesta de opinión representativa de 400 millones de personas, en la que fueron consultados más de 18.000 ciudadanos de 18 países. Asimismo se realizaron 200 entrevistas en profundidad a líderes políticos, incluidos 25 presidentes en ejercicio y retirados, académicos y miembros destacados de la sociedad civil de América Latina.
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